(Foto: Bloomberg)
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Los precios del retrocedían tras una escalada de seis días que los llevó a su máximo de cuatro años y medio en la jornada previa, luego de que se aliviaron los temores a una posible huelga en la mina del metal rojo más grande del mundo, mientras que el plomo caía por un incremento en las existencias.

El cobre referencial a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres perdía 0.8% a US$ 7,272 por tonelada a las 1200 GMT, tras un mínimo de sesión de US$ 7,211. El metal rojo tocó los US$ 7,348 el jueves, su récord desde enero del 2014 y ha subido 5% en la semana, el mayor avance semanal desde mediados de febrero.

El mercado se había puesto en guardia ante negociaciones salariales en la mina Escondida en Chile, pero en gran medida fue una excusa conveniente para una escalada y el principal impulsor fue un ajuste de los diferenciales, señaló Oliver Nugent, estratega de materias primas de ING Bank en Ámsterdam.

El diferencial entre el cobre al contado y el contrato a tres meses había llegado a una superioridad de los futuros de apenas US$ 1.50 por tonelada, la menor desde enero del 2017 y frente al contango de US$ 38.50 a mediados de mayo. Esto generalmente indica una escasez de cobre para entrega inmediata.

El dato que mostró que China importó el mes pasado 475,000 toneladas de cobre en bruto y productos del metal, el nivel de compras más alto desde diciembre del 2016 y la mayor cifra para mayo al menos en una década, ayudaba a contener las pérdidas.

En tanto, el plomo era el metal de mayor movimiento en la LME, al caer 2.5% a US$ 2,470.50 por tonelada. El metal ha ganado 14% hasta tocar un pico de US$ 2,555.50 el jueves en una escalada que duró casi un mes.

Las ganancias del plomo habían sido impulsadas principalmente por los temores a escasez en China debido a inspecciones ambientales que provocaron cierres en algunas fundiciones. Pero datos mostraron el viernes un salto del 19% en las existencias no comprometidas para entregas.

Un dólar levemente más firme ejercía presión sobre los mercados de metales, volviendo más costosas las materias primas que operan en dólares para los tenedores de otras divisas.

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