La desaceleración del crecimiento y el aumento de la no deberían desviar la atención de los líderes políticos sobre los objetivos a largo plazo para mejorar los ingresos y bienestar de la gente. Abordar tales objetivos a largo plazo requiere implementar reformas estructurales clave, subraya el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (). Pero ¿cómo implementar reformas que pueden tardar años en forjar una economía más fuerte, sostenible e inclusiva?

El economista australiano Gary Banks, quien presidió la Comisión de Productividad de su país durante quince años para luego liderar por otros siete el Comité de Política Regulatoria de la OCDE, comentó en diálogo con Gestión que la base del éxito es desarrollar instituciones que inspiren confianza en la población, aportando análisis y evidencias útiles que incentiven la participación ciudadana y de las industrias en la discusión y presentación de propuestas.

“A menudo los gobiernos son reacios a las reformas porque les preocupa recibir una mala reacción política. Es por eso que el rol de una comisión de productividad no es solo ayudar al gobierno a comprender cuál sería una buena medida, sino también facilitar la presentación de buenas políticas y reformas al educar a la gente para que entiendan por qué se necesita una reforma y cuáles serían los beneficios y no solo los costos”, resaltó el también catedrático y consultor.

“El primer país en el mundo que implementó una comisión así fue Nueva Zelanda; en América Latina, tenemos los casos de Chile y México que lanzaron similares esfuerzos con la palabra ‘productividad’ en el título. Y si bien son algo distintas a la , tienen la función básica de observar los impedimentos al desempeño económico y las reformas y soluciones de políticas, así como involucrar al público un poco en la discusión sobre qué caminos tomar”, recalcó. “Es una buena señal que este tipo de organizaciones pasen a tener una base más legislativa y no solo sea una orden ejecutiva”.

Las reformas tienen que tener sentido para el pueblo, incluso si no entienden los detalles o la complejidad de las políticas públicas, tienen que sentir cierta confianza en que estos cambios van a conducir a un mejor nivel de vida y mejores ingresos para ellos.


Sobre el papel que juega el en el proceso de reformas, Banks mencionó que una vez que entiendan los beneficios del cambio, las industrias y empresas pueden convertirse en defensores que se unen a favor de las reformas y “no permanecen pasivos” ante el ruido político proveniente de opositores, sobre todo en áreas “muy sensibles y desafiantes” como la .

“En todos los países donde he estado, el área más difícil para hacer reformas es siempre la regulación laboral, porque se trata de personas y de sus niveles de vida. En Francia, por ejemplo, no creo que tengan una firme tradición de explicar al público por qué se necesita una reforma y cuáles serían los beneficios. En mi opinión, tienen un enfoque elitista de política pública que es discutida entre un pequeño grupo de personas para luego ser presentada”, agregó en referencia a las protestas de los chalecos amarillos en el país galo.

Influencia de la OCDE

En base a su experiencia (2012-2019) al frente de uno de los principales comités de la OCDE, Gary Banks dijo que una gran ventaja de ser miembro de este foro es la capacidad de aprender de otros países al ver qué experimentos de políticas han probado con éxito o no. “Para un país que está buscando emprender reformas, ser miembro proporciona un apoyo adicional que puede ser bastante útil y también es una señal para el propio pueblo de que, en cierto modo, su país ha llegado a una etapa en la que puede estar en un club con otros países industriales avanzados”, explicó.

“Considero que el Perú está enfocado en sus reformas y está bastante abierto a la economía mundial; y si bien llegarán más desafíos, al menos creo que en Perú existe un debate y énfasis sobre estos temas. Mi estadía aquí y las presentaciones que he tenido en los últimos días refuerzan mi idea de que en Perú hay un reconocimiento de que se necesita hacer reformas, el desafío está en lograrlo”, añadió.

Por otro lado, el experto también destacó la necesidad de atacar el gran sector informal peruano: “70% es mucho, eso me dice que hay algo fundamentalmente incorrecto en el mercado y regulación laboral, significa que es mejor para los empleadores no contratar [formalmente] a más gente. Si hay algo que se debe subsidiar, y no gravar, es la contratación de más mano de obra”, sugirió. “Este tipo de reformas no es un suceso que se puede marcar en el calendario y ya está. Es un proceso continuo que conlleva extensos debates”.

Además de la burocracia, los impuestos y la excesiva regulación del mercado laboral, Banks citó a la corrupción como otro de los potenciales impedimentos al desarrollo de medidas en favor de la productividad, en particular en el área de adquisiciones públicas para infraestructura. “A menudo se dice que la infraestructura es buena para la productividad, mi respuesta es, ‘tal vez’. Tiene que ser infraestructura adecuada, rentable y oportuna, y no solo un proyecto-trofeo del gobierno, porque cuando se observa los costos y beneficios, muchas se descubre que en realidad hubiera sido mejor gastar el dinero en otras áreas, por ejemplo, reduciendo la congestión vehicular en la ciudad. Lima tiene mucha congestión y esto puede obstaculizar la productividad”, dijo.

PNCP en lo laboral

La Presidencia del Consejo de Ministros aprobó en mayo pasado que el Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo elabore una propuesta del Plan Nacional de Competitividad y Productividad (PNCP) relativa al objetivo 5 del documento, que establece la necesidad de crear las condiciones para un mercado laboral dinámico y competitivo para la generación de empleo digno. Esta semana, la presidenta de la Confiep, , dijo que la propuesta no contiene recortes de los derechos laborales de los trabajadores. Explicó que entre las propuestas se habla de una flexibilización en cuanto a la realización de trabajo parcial.