Bloomberg.- Después que Fiat Chrysler se convirtió en la más reciente de las tres grandes empresas automotrices estadounidenses en reorientar inversiones de México a Estados Unidos, Jefferies Group LLC emitió un mensaje para los inversores: "Vendan humanos, compren robots".

La firma argumenta en una nota a clientes que los millones que los industriales gastarán en plantas nuevas o en modernizaciones se destinarán a automatizar aún más las fábricas y no a crear tantos puestos de trabajo como esperaría el presidente electo .

"Con la presión salarial, sumada a un dólar firme, las compañías de Estados Unidos tendrán que invertir en automatización", escribió el equipo, encabezado por Sean Darby, principal estratega bursátil global.

La nota es en respuesta al anuncio de Fiat Chrysler Automobiles NV de que invertirá US$ 1,000 millones en fábricas estadounidenses que crearán 2,000 puestos de trabajo más en el Medio Oeste.

La decisión se conoce después que Ford Motor Co. dijo que invertirá en producción en Michigan y canceló planes de construir una planta de US$ 1,000 millones en México.

En cada uno de estos casos, escribió por Twitter para atribuirse el crédito o saludar las medidas como prueba de que la producción industrial se apresta a florecer en Estados Unidos.

Wall Street es escéptico de que eso se traduzca en empleos para los trabajadores de la industria automovilística del Medio Oeste.

"Obligar a que una tarea física se realice en un mercado laboral de alto costo en el 2017 simplemente aumentará la probabilidad de que la tarea se automatice", escribieron el mes pasado analistas de Sanford C. Bernstein & Co. encabezados por Michael Parker.

"La actividad puede venir 'a casa', pero simplemente no hay empleos para robar", dijeron, agregando que Estados Unidos podría terminar haciendo lo que hace China y gastar más en robots.

Jefferies dice que las decisiones de las automotrices de reorientar la inversión a Estados Unidos se deben principalmente a la perspectiva de que bajen los impuestos que las empresas pagan en el país y a la amenaza de aranceles de importación bajo el gobierno de .

"La presión del nuevo presidente de promover la producción nacional en vez de la inversión en el exterior está directamente vinculada a los cambios propuestos al impuesto corporativo", escribe Jefferies, quien agrega que el impuesto fronterizo que busca supondría un incentivo adicional para fabricar bienes en Estados Unidos.

"Si las empresas invierten en Estados Unidos necesitarán hacer avances significativos de productividad para tratar de reducir los costos laborales por unidad", concluye el equipo.