El sector industrial-comercial ha sido visto históricamente como masculino. En línea con la sostenibilidad y responsabilidad social corporativa de las empresas, cada vez son más aquellas que cuentan con aristas —sean programas internos o externos— orientadas a la equidad de género.
En el caso de programas externos centrados en esta causa, Gestión.pe conversó con Verónica Bonifaz, directora de Asuntos Corporativos, Comunicaciones y Sustentabilidad en Arca Continental Lindley por sus programas “Destapando mi Emprendimiento”, orientado a mujeres emprendedoras en sus zonas de influencia —zonas en donde están plantas industriales, por ejemplo—, y La Escuela de Desarrollo, orientado a bodegueros, quienes están vinculados a su canal tradicional de ventas. En este último, se notó que el 70% de los bodegueros son mujeres, por lo que se reorientó la malla de asesoría y se acentuó la propuesta de equidad de género desde el 2014.
El programa de la escuela de desarrollo orientado a bodegueros no nació con la idea de estar directamente relacionado al enfoque de género. ¿Cómo se redirigió a este enfoque?
Los bodegueros son clave en el negocio de la empresa. Trabajamos con este programa desde hace más de 15 años. Hacia el 2014, hicimos un diagnóstico y se identificaron muchas barreras en el punto de vista comercial, financiero, de cada a la informalidad e inclusión financiera, etc. Pero también se identificaron sesgos y barreras de violencia inconsciente en estos espacios. Desde quién maneja la caja chica, hasta cómo trataban a sus clientes. Existe este concepto de inclusive manejar plata que no es tuya [solo por ser hombre]. Los sesgos de cuál es el rol de la mujer no sólo es familiar, también se ve traducido en el negocio [por los roles designados y el poder que hay en él].
Notamos que el 70% de los bodegueros eran, y son, mujeres. Por eso se redirigieron los módulos, que vayan más allá del marketing y del lado duro del negocio. También que incluya un enfoque de género, y hacia hombres y mujeres, no sólo mujeres. Las capacitaciones son talleres presenciales a nivel nacional. Ahora estamos en proceso de medirlo para escalarlo.
¿Cómo se mide algo tan blando?
El promedio es que los negocios de estas personas sigan creciendo 10% aproximadamente. Son 10,000 bodegueros empoderados en el 2019, y 64,000 desde el 2004. También tenemos alianzas con la Asociación de Bodegueros, que es importante para el escalamiento. Es un reto medir el lado más soft, tenemos 350,000 puntos de venta.
A raíz del diagnóstico del 2014 buscamos comparar ahora, 6 años después, el rol a través de encuestas. ¿Quién maneja la caja chica? A través de encuestas, averiguar que sesgos existen entre un cliente mujer y un cliente hombre. Así, para ver cómo han migrado las percepciones, si han contribuido las capacitaciones —que también están dirigidas hacia hombres— y a raíz de ello modificar el programa y adecuarlo según los resultados. Si no lo medimos, no se puede escalar a otra meta o escalar. De hecho, queremos escalar algunos módulos a digital. Así también con las zonas de influencia.
Las zonas de influencia son lugares en donde está su presencia de plantas, por ejemplo. ¿Cuál es la meta al buscar empoderar a las mujeres con su propio emprendimiento? ¿Cómo realmente se calcula el impacto que hay dentro de la comunidad en donde tienen presencia?
Las zonas de influencia en donde está el programa son Pucusana, Cusco, Arequipa, Iquitos, Trujillo y Zárate. La idea es generar emprendimientos que generen desarrollo en su zona. Se han orientado por restaurantes, librerías, peluquerías, etc. “Destapando mi emprendimiento” se enfoca en profesionalizarlo.
En Pucusana, los índices de desarrollo no son lo que creemos. Cuarenta y cinco mujeres llevaron el programa de gestión empresarial de la UNMSM. Ese fue el hito más importante. Habían parejas que en un principio no querían que ellas vayan a sus capacitaciones, pero que el día de la ceremonia, al recoger su diploma, estuvieron orgullosos, emocionados tomando fotos. Familias enteras hasta con panderetas. Mujeres mayores, mujeres jóvenes. Ahí se ve algo ha movido la aguja, pero para realmente escalarlo se tiene que medir concretamente. Llega un momento en que ves a las 45 mujeres certificándose y piensas “quisiera ver a medio millón de mujeres así”. Para llegar a eso, por eso es importante medirlo, así como el avance de los bodegueros.
Tienen coaching, acompañamiento y mentores que continúan la línea. Ellas mismas realizaron manuales de homologación. Gastronomía por ejemplo tiene un manual de cómo crear un emprendimiento en ese sector. Eso es escalable [para su comunidad]. Han creado redes con respecto al tipo de negocio que tienen, como pequeños gremios de restaurantes, bodegas, librerías.
Estos programas son externos. Hay casos, ya sea sobre programas o campañas de marketing, en donde lo que se intenta proyectar lo que no necesariamente se vive dentro. Como empresa, ¿internamente se comparten los mismo valores de equidad de género?
El desarrollo es interno y en la cadena de valor. Tiene que ir desde los directivos a ejecutivos y a todos los colaboradores (como en cascadeo). Nuestra fuerza de ventas se realizan en espacios públicos, así como la red de distribución. Se hacen capacitaciones sobre el respeto a los ciudadanos, incluyendo las mujeres. La tolerancia es cero hacia ese tipo de actitudes por parte de la compañía. Se busca la eliminación de acoso y violencia en todas sus formas en los espacios en que nos desenvolvemos. Claro que es un reto muy grande como sociedad y cultura como nos desenvolvemos en espacios públicos.
Ahora ya hay un proceso legal al respecto [sobre la ley contra el hostigamiento y acoso sexual en el ambiente laboral]. Pero ya desde antes se buscaba identificar e iniciar una investigación que pueden conllevar a desvinculación o llamada de atención. Somos una empresa históricamente industrial y comercialmente muy masculino. Es un reto reducir la brecha pero del 2017 al 2018, que fue el último subieron el nivel de contratación de mujeres de 29% a 38%.Tenemos más operarias, montecarguistas, supervisoras de producción de plantas, etc. Es un reto porque hay que desaprender cosas y aprender también, porque somos personas. No sé si te ha pasado que a veces piensas algo y te tienes que corregir a ti misma. Creo que a todos nos pasa, por eso hay que capacitarnos.