PDVSA
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En mayo, Goldman Sachs Group provocó una pesadilla de relaciones públicas cuando su brazo de gestión de activos compró por centavos de dólar casi US$ 3,000 millones en bonos venezolanos en dificultades.

Fueron etiquetados " bonos del hambre" en referencia a la crisis humanitaria cada vez más profunda del país, y los críticos ridiculizaron a Goldman Sachs en línea.

Ahora, para empeorar las cosas para el banco, esos bonos están en default.

El emisor, la empresa estatal Petróleos de Venezuela, no pudo entregar el dinero a los inversionistas antes de que expirara un período de gracia de 30 días a principios de esta semana, lo que se suma a la lista de valores venezolanos técnicamente en cesación de pagos.

Los precios de los bonos se han hundido en los mercados secundarios a apenas 22.5 centavos por dólar, muy por debajo de los aproximadamente 31 centavos que, según reportes, pagó la filial de gestión de activos por ellos.

Sin duda, el default no significa necesariamente que Goldman Sachs perderá su dinero. El pago posiblemente llegue esta misma semana a medida que PDVSA supera obstáculos en el proceso de pago creado por las sanciones impuestas por Estados Unidos al país suramericano.

Una reestructuración de la deuda, que el presidente venezolano Nicolás Maduro dijo estar persiguiendo, también podría generar ganancias para Goldman Sachs.

A fines de septiembre, Goldman Sachs todavía tenía poco menos de la mitad de los US$ 3,000 millones en valor nominal de las notas de PDVSA con vencimiento en 2022, según datos compilado por Bloomberg. Goldman declinó comentar.