El vergonzoso término de la relación de BP Plc como patrocinador de boletos baratos de la compañía de teatro británica Royal Shakespeare Company (RSC) expone la complicada economía de las donaciones corporativas. Para una organización cultural, aceptar dinero de una empresa petrolera hoy en día conlleva costos que pueden terminar excediendo las sumas recaudadas.
RSC, con sede en Stratford-upon-Avon, dijo el miércoles que “concluirá” una asociación con el gigante petrolero británico que se remonta al 2011 y los eventos culturales en torno a los Juegos Olímpicos de Londres. BP ha subsidiado boletos a 5 libras cada uno para jóvenes de 16 a 25 años, con lo que ha logrado expandir el acceso al teatro no solo a quienes pueden pagar los precios que, a menudo, son bastante altos.
RSC explica su decisión casi por completo en términos de las opiniones de los jóvenes. "En medio de la emergencia climática, que reconocemos, los jóvenes ahora nos dicen claramente que el patrocinio de BP pone una barrera entre ellos y su deseo de implicarse con RSC. No podemos ignorar ese mensaje".
La organización dijo que había un "delicado equilibrio y problemas complejos involucrados", sin decir si era correcto o incorrecto aceptar dinero de una compañía petrolera. Sin embargo, su decisión sobre BP fue impulsada por razones comerciales y morales. Las escuelas y los jóvenes son una gran parte de la audiencia de RSC. La producción de la compañía "Matilda the Musical" es parte esencial de su éxito. No puede permitirse que los adultos, influenciados por los niños, elijan gastar su efectivo en otro lugar. Los jóvenes son su futuro público a precio normal y la campaña contra BP se estaba volviendo ruidosa.
Los ingresos de RSC llegaron a 86 millones de libras (US$ 106 millones) el año pasado. El patrocinio, incluido el de BP, representó apenas 2.6 millones de libras de esa cifra. Los ingresos de taquilla representaron el 62% del total, los fondos del gobierno el 17%, y el saldo provino principalmente de licencias y regalías de propiedad intelectual de RSC. El poder económico de esta organización está en la audiencia.
Para BP y otras compañías que cotizan en bolsa, el episodio plantea preguntas sobre su búsqueda de objetivos no comerciales. Las empresas tienen el deber de abandonar las comunidades donde operan por una situación mejor. Dos responsabilidades se imponen ante todo: pagar bien a las personas y no dañar el medio ambiente con lo que hacen.
BP apoya a las comunidades de varias maneras. Paga muy bien a su personal. También les da a los empleados tiempo libre para realizar trabajo voluntario local, como debería ser. No obstante, es difícil ver el imperativo para el patrocinio corporativo más allá de eso. Para empezar, las donaciones pueden resultar contraproducentes si posponen las otras fuentes de fondos del destinatario. Sobre todo, hay otras formas más útiles en que BP podría gastar su efectivo para ayudar a la sociedad.
Sus responsabilidades mucho mayores y más urgentes son para la comunidad global. La demanda de energía está aumentando, pero la economía mundial necesita cambiar lo más pronto posible para generar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, como reconoce la compañía. Esto requiere adaptar el negocio de BP para proporcionar a los consumidores fuentes de energía más limpias.
Los ahorros conseguidos al finalizar el patrocinio de Shakespeare serán muy bajos. Pero acelerar la transición energética es lo más importante que enfrenta esta empresa. No hay mejor reclamo sobre su presupuesto.
Por Chris Hughes
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