El laboratorio Cann Farm se ha convertido en la primera empresa en el Perú en obtener una licencia para el cultivo y producción de cannabis y sus derivados con fines medicinales.
“Este es un hito histórico que a la vez marca el inicio de una industria nueva en el país, que claramente tiene un enorme potencial”, afirma Andrés Vázquez, presidente de Cann Farm.
La licencia de producción, emitida por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) el pasado 23 de marzo, es el punto culminante de un proceso que Cann Farm emprendió hace 31 meses, cuando inició las consultas sobre los protocolos fitosanitarios para la importación de semillas de cannabis.
“Confiamos en que las empresas que vengan después de nosotros no tengan que pasar por un proceso tan largo, pues las autoridades ya deberían entender mejor todos los procesos necesarios para el otorgamiento de la licencia”, indica Vázquez.
Operaciones
Cann Farm ha invertido más de US$ 7 millones en su laboratorio localizado en un fundo de 62 hectáreas en el distrito de Sayán, provincia de Huaura. Se espera que, a medida que aumente el área de cultivo, se inviertan US$ 20 millones adicionales en los próximos dos o tres años.
La compañía ya se encuentra en medio del proceso de importación de semillas de cannabis que han sido adquiridas a un proveedor colombiano. Vásquez comenta que se traerán tres variedades con altas concentraciones de cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC).
Se espera que las semillas lleguen al Perú a fines de abril. La siembra se realizará en mayo y la primera cosecha estaría lista para agosto o los primeros días de setiembre.
Productos
“Somos conscientes de que no habríamos llegado hasta acá de no haber sido por las luchas y el riesgo que tomaron las familias de pacientes años atrás, los médicos que los apoyaron y los cultivadores que permitían que niños y niñas accedieran a una medicina. Sin ellos, no existía un marco regulatorio”, reconoce Vázquez.
En la actualidad, según Digemid, existen aproximadamente 15,000 usuarios de cannabis registrados, lo que representa un incremento de 50% en comparación a diciembre del 2020.
Vázquez comenta que, a fines del 2021, el laboratorio Cann Farm comercializará sus extractos de cannabis a través de farmacias que hacen formulaciones magistrales. Además, para el próximo año, ya deberían contar con productos terminados de fabricación nacional.
El cannabis medicinal es usado para el tratamiento del dolor crónico, el dolor neuropático, la epilepsia refractaria, la espasticidad en esclerosis múltiple y otros padecimientos.
Competitividad
Hoy la mayor parte del cannabis proviene de producciones localizadas en el hemisferio norte, principalmente en Canadá y Estados Unidos. Australia va cobrando relevancia y algunos países de Europa recién dan sus primeros pasos en la industria.
“Estos son mercados que no tienen nuestras ventajas en cuanto a costos de producción”, indica Vázquez, quien considera que el Perú podría convertirse en un líder a nivel global.
Las condiciones climatológicas de la costa peruana permiten realizar cultivos de cannabis prácticamente todo el año (hasta seis cosechas rotativas), mientras que en el hemisferio norte, el ciclo es de solo cuatro meses de producción que se concentran durante la primavera y el verano.
“A diferencia de Estados Unidos o Canadá, aquí se puede amortizar inversiones permanentemente. Como la temporada de producción en el hemisferio norte es corta, se necesitan grandes plantas de procesos. Mientras que en el Perú, un laboratorio mediano absorbe cada mes lo que se va cosechando”, indica.
“Colombia es un competidor real. México, cuando ponga en operación su regulación, también lo será. Pero de todas maneras tenemos ventajas”, añade Vázquez. Por ejemplo, el cannabis es un cultivo sensible a las lluvias, que en el país vecino son más frecuentes e intensas que en el Perú.
Otras ventajas que tiene el mercado peruano, indica el presidente de Cann Farm, es su experiencia en la agroindustria, su posición como hub aerocomercial, lo que le da fortaleza logística para exportar y el hecho de que, según la regulación, las licencias solo se otorgan a laboratorios farmacéuticos. “Por ello, el punto de partida para la producción es alto”, indica.