(Foto: Merck & Co.)
(Foto: Merck & Co.)

Por Max Nisen

Merck tiene un problema, pero es el tipo de problema que el resto del mundo farmacéutico desearía tener.

La compañía publicó el martes utilidades e ingresos del segundo trimestre que superaron con creces las expectativas de y motivaron un importante incremento en la proyección para todo el año.

El motor, como siempre en el caso de Merck, fue su tratamiento para el cáncer Keytruda. Las ventas del medicamento, aprobado para tratar varios tipos de , sumaron US$ 2,600 millones en el segundo trimestre, 58% más en la comparación interanual. El desempeño de Keytruda fue tan bueno que su crecimiento año a año sobrepasó las ventas del segundo trimestre del 2019 de casi todas las otras líneas de productos de Merck.

Ahí está el problema: Merck ya depende demasiado de Keytruda y va camino a ser aún más dependiente. Eso generalmente no es bueno, pero como el producto es tan exitoso la compañía tendrá un período de gracia largo y bien financiado para encontrar una solución. Así que podría ser peor.

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El presente de Keytruda es muy fabuloso y su futuro luce aún más brillante. Merck anunció hace poco que el tuvo éxito en una prueba relacionada con el cáncer de mamas, mientras que Opdivo de su rival Bristol-Myers Squibb produjo datos dispares que entorpecerán su avance en el crucial mercado de tratamientos para el cáncer pulmonar.

Las mayores estimaciones sobre las ventas de Keytruda superan los US$ 20,000 millones y no podría decir que son completamente descabelladas.

El medicamento no es invencible. No ha pasado pruebas relacionadas con el cáncer hepático y gástrico y Merck no se puede desestimar a sus competidores cuando hay cinco medicamentos similares en el mercado y vienen más en camino. Siempre está la posibilidad de que un nuevo tratamiento innovador sobrepase a Keytruda y Merck y sus accionistas deben saber que depender demasiado de un producto, por excelente que sea, es imprudente.

Merck no carece de otros medicamentos. Posee una unidad de vacunas sólida y desarrolla un tratamiento prometedor contra el. Pero la compañía no parece tener algo en carpeta que pueda contribuir crecimiento y valor similares a los que aporta Keytruda.

Al final del día, o Keytruda es el mejor en una categoría altamente lucrativa o Merck es el mejor de la clase al ejecutar una estrategia para expandir su uso. Más años de ventas espléndidas parecen más probables que improbables. Eso no absuelve a Merck de la necesidad de actuar y reforzar su gama de productos, pero permite a la gerencia ser relativamente paciente y buscar valor en lugar de pagar demasiado por activos en etapas finales o apostar por una megafusión arriesgada.

Sin embargo, más le vale no esperar demasiado. Las grandes farmacéuticas tienen facilidad para estropear esfuerzos para reemplazar productos de gran éxito, incluso cuando tienen años de aviso. El éxito genera complacencia y Merck se arrepentirá si desperdicia los próximos años.

(*) Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.