Compañías como Uber y Deliveroo tienen dificultades para cumplir con los fallos judiciales que afecta al núcleo de su modelo de negocio.
Compañías como Uber y Deliveroo tienen dificultades para cumplir con los fallos judiciales que afecta al núcleo de su modelo de negocio.

La empresa británica de entrega de comida a domicilio enfrenta tiempos adversos en Europa, con repartidores descontentos en Francia, una condena en España y el retiro de Alemania, en un sector ultracompetitivo incriminado por sus políticas sociales.

Deliveroo tuvo un éxito fulgurante desde su lanzamiento en 2013, aprovechando el apetito de los jóvenes urbanos que, con su smartphone, piden hamburguesas, pizzas o sushi para comer en casa o en la oficina.

Al igual que para los taxis, el cual tiene su propio servicio de entrega Uber Eats, Deliveroo ayudó a revolucionar el sector del servicio de los restaurantes.

Pero aparecieron algunos fallas, como los frágiles resultados financieros y condiciones de trabajo precarias para sus repartidores, principalmente jóvenes, conocidos por sus mochilas verdes que llevan sus entregas en bicicleta por las calles de las grandes ciudades.

Los repartidores tienen un estatuto de trabajador independiente, rechazado en varios países porque los priva de un salario mínimo y de vacaciones pagadas a las que tendrían derecho si fueran asalariados. Además, ellos tienen que trabajar con su propia bicicleta y smartphone.

El conflicto social es particularmente vivo en donde la empresa enfrenta la protesta de sus repartidores que denuncian la nueva tabla de tarifas, mucho menos interesantes según ellos, así como ritmos de trabajo agotadores. Algunos llaman ahora a boicotear la plataforma, que asegura a su vez que los repartidores ganan en promedio mucho más que el salario mínimo.

La situación es aún más crítica para Deliveroo porque su segundo mercado después de Reino Unido es Francia, donde trabaja con 10.000 restaurantes en 200 ciudades y se apoya en 11.000 repartidores. La protesta en Francia ocurre unos días después de recibir una condena en donde la justicia estimó que Deliveroo hizo pasar como independientes a unos 500 repartidores que debió haber reconocido como asalariados.

La compañía británica, que apelará, evitó así pagar 1,2 millones de euros (US$ 1,35 millones) de cotizaciones sociales. Otros juicios similares se prevén este año en España.

¿Amazon al rescate?

El modelo de “bajo costo” del sector está en tela de juicio en un momento en el que la competencia está en auge en Europa. Deliveroo se ve obligada a dejar Alemania, donde su rendimiento no fue como lo esperaba, para concentrarse en otros mercados de mayor crecimiento en Europa y Asia-Pacífico. La plataforma chocó con el líder del mercado Lieferando -propiedad de la holandesa Takeaway-, que por cierto se fusionará con otra empresa británica, Just Eat, para ser un peso pesado europeo.

“La hora de los acercamientos llegó al sector abarrotado de la entrega de alimentos. Hay más de una veintena de empresas repartidoras de comida sin contar con los supermercados en línea”, advirtió Maxine Vogt, analista del centro de investigación Euromonitor Internacional.

Tener un tamaño crítico es esencial para estos actores que invierten masivamente para crecer, a riesgo de agotar su rentabilidad. Los inversores continúan teniendo confianza en Deliveroo, cuyo desarrollo a gran velocidad le permite figurar en el estrecho círculo de empresas tecnológicas que valen más de 1.000 millones de dólares.

generado especulaciones sobre las ambiciones del gigante estadounidense en ese plataforma pretende utilizar ese dinero fresco en contratar personal calificado para su sede en Londres, llegar a más clientes y lanzar nuevos productos. Pero el camino no está libre de obstáculos.