La fusión sería una de las mayores de la historia y reuniría a las dos grandes herederas del monopolio petrolero que tuvo la Standard Oil de John D. Rockefeller, dividida en 1911 por los reguladores estadounidenses. (Foto: Reuters)
La fusión sería una de las mayores de la historia y reuniría a las dos grandes herederas del monopolio petrolero que tuvo la Standard Oil de John D. Rockefeller, dividida en 1911 por los reguladores estadounidenses. (Foto: Reuters)

y , las dos mayores petroleras de Estados Unidos, discutieron una posible fusión el pasado año tras el estallido de la pandemia del coronavirus, según ha desvelado The Wall Street Journal (WSJ).

Las conversaciones que mantuvieron los jefes ejecutivos de las dos compañías fueron sólo preliminares y no continúan en la actualidad, pero el proyecto podría retomarse en el futuro, según fuentes anónimas citadas por el diario.

La fusión sería una de las mayores de la historia y reuniría a las dos grandes herederas del monopolio petrolero que tuvo la Standard Oil de John D. Rockefeller, dividida en 1911 por los reguladores estadounidenses.

La compañía resultante sería en principio la segunda mayor petrolera del mundo por capitalización bursátil y por producción, por detrás de la saudí Aramco.

tiene actualmente un valor de mercado de unos US$ 190,000 millones, mientras que el de Chevron ronda los US$ 164,000 millones, pero el negocio de ambas se ha visto muy golpeado por la pandemia y el desplome de la demanda de crudo que ha generado.

A priori, la operación se podría enfrentar a importantes dificultades para recibir el visto bueno de las autoridades antimonopolio, pues su tamaño sería incluso mayor que las grandes fusiones de las últimas décadas, como las que resultaron en la combinación de Exxon y Mobil y de Chevron y Texaco.

En los últimos tiempos, sobre todo a raíz de la pandemia, numerosos inversores y ejecutivos han defendido la conveniencia de una consolidación en la industria petrolera bajo el argumento de que ayudaría a superar la actual crisis y a encarar un futuro en el que se espera que los países hagan una apuesta fuerte por las energías renovables.

Hace sólo siete años, Exxon era la compañía estadounidense con más valor, con una capitalización de más de US$ 400,000 millones, pero desde entonces se ha visto eclipsada por los gigantes tecnológicos y durante el año pasado sus acciones han caído casi un 30%.