Redacción Gestión

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El primer requisito de una empresa que aspira a convertirse en una franquicia . Luego, en manos de sus dueños y gerentes, está el convertirla en un fórmula que sea replicable, con protocolos, normas y estándares. ¿Es posible que una de ese gran salto? Jesús Ochoa, director de la Cámara Peruana de Franquicias, asegura que sí, siempre que no se caiga en el error de siempre.

¿Y cuál es el error de siempre? Que el fundador cree que sus hijos y nietos comparten sus sueños, valores y filosofía. "Cuando se persiste con el negocio familiar, se presume que va a continuar con las mismas visiones que la generación anterior. Pero llega con íconos diferentes y lo que hace es 'encajonar' sus sueños y reemplazarlos por los de la empresa y la familia", explica.

Profesionales ante todoParalelamente surge otro problema: la profesionalización. En las empresas familiares, la confianza suele ser entregada a los miembros de la familia y ese patrón puede ser efectivo "cuando la empresa es pequeña o mediana". Pero una gran empresa necesita de , sean o no sean de la familia. "Se tiene que privilegiar el valor del conocimiento sobre el valor sentimental", afirma.

Ochoa insiste en que, si una empresa aspira a convertirse en una franquicia, no debe dudar al momento de preferir a un profesional independiente por otro que lleva el apellido, si sus conocimientos y capacidades son superiores. La razón es sencilla: una franquicia requiere que la empresa "mejore notablemente su gestión y sobre todo ". Y para ello requiere del trabajo de los mejores.

"La franquicia es la clonación de un modelo de negocio exitoso, por lo que el primer requisito es sea exitoso y para ello tiene que acatar las fórmulas del mercado", dice el director de la Cámara Peruana de Franquicias. Por supuesto, apartar a la familia "no es un requisito", pero si su presencia es una traba para el proceso, la decisión es clara. Sino puede que la franquicia se convierta en "una cáscara de huevo".