El gobierno británico tiene planes para traer a casa a los turistas abandonados si Thomas Cook quiebra, un evento que probablemente desencadenaría escenas caóticas en centros de vacaciones y aeropuertos de todo el mundo.

Los jefes de la firma de viajes más antigua del mundo se reúnen con los prestamistas y acreedores en Londres para tratar de llegar a un acuerdo para mantener la compañía a flote.

Con hoteles, complejos turísticos, aerolíneas y cruceros, tiene 600,000 clientes de vacaciones, lo que significa que los gobiernos y las podrían verse obligados a intervenir y traerlos de vuelta a casa si la empresa quiebra.

Los sindicatos y el opositor han instado al gobierno a que haga un aporte financiero, pero el ministro de Asuntos Exteriores pareció descartar esa idea el domingo. “No intervenimos sistemáticamente con el dinero de los contribuyentes cuando los negocios se hunden a menos que haya un buen interés nacional estratégico”, dijo Dominic Raab a la BBC, añadiendo que había planes para evitar que alguien se quedara varado.

La compañía, fundada en 1841, ha estado luchando por su supervivencia después de que sus acreedores amenazaran con cancelar un acuerdo de rescate que ha estado en proceso durante meses.

Golpeado por los altos niveles de deuda, la competencia en línea y la incertidumbre geopolítica, Thomas Cook necesita encontrar otros 200 millones de libras además de las 900 millones de libras que ya había acordado, para sobrellevar los meses de invierno, cuando necesita pagar a los hoteles por sus servicios de verano. En la reunión del domingo, la compañía pedía a sus prestamistas que reestructuraran o redujeran sus demandas.

También solicitó a las empresas de tarjetas de crédito que liberen los 50 millones de libras que tienen como garantía contra las reservas de la firma. El mayor accionista de la empresa, el chino , iba a desempeñar un papel central en la reestructuración.

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