Cuando Philip Morris International Inc. se puso en contacto con Moira Gilchrist por primer vez, se preguntó qué quería una empresa tabacalera de una científica que había trabajado anteriormente en ensayos clínicos de medicamentos contra el cáncer.
El mayor fabricante de cigarrillos del mundo buscaba formas de administrar nicotina en un producto que redujera las sustancias químicas nocivas del tabaquismo, y necesitaba su experiencia para desenolverse en la muy regulada industria farmacéutica. Gilchrist, fumadora de cigarrillos por aquel entonces, dio el salto en 2006 —para sorpresa de amigos y colegas— convirtiéndose en una de las primeras personas del sector farmacéutico en incorporarse a las grandes tabacaleras, consideradas por muchos como el enemigo de la salud.
“Pensé que si logran hacerlo bien, esta podría ser una solución para mí personalmente, pero también para todos los demás habitantes del planeta que, como yo, encienden cigarrillos a pesar de conocer los riesgos”, dijo Gilchrist.
Quince años después, Philip Morris, cuyas marcas incluyen Marlboro y Chesterfield, genera una cuarta parte de sus US$28,000 millones en ventas de productos libres de humo, y pretende aumentar esa participación a más de la mitad para 2025. IQOS, el dispositivo que Gilchrist ayudó a desarrollar, creó una línea de negocio completamente nueva para la industria tabacalera, lo que llevó a rivales como British American Tobacco Plc e Imperial Brands Plc a luchar por seguirle el ritmo.
La revolución antitabaco es también una necesidad: las ventas de cigarrillos en el mundo desarrollado han disminuido, y la normativa gubernamental es cada vez más estricta. En Estados Unidos se está estudiando la posibilidad de prohibir totalmente los cigarrillos mentolados, mientras que Brookline, un suburbio de Boston, prohibirá la venta de tabaco a cualquier persona nacida en este siglo.
Dado que las tendencias de tabaquismo solo van en una dirección, Philip Morris, con sede en Ginebra, que se separó de Altria Group Inc. en EE.UU. hace una década, está buscando ingresos en otros lugares, incluso en sistemas de suministro de medicamentos.
En una de sus iniciativas más audaces y controvertidas hasta el momento, la compañía anunció este mes que compraría al fabricante británico de medicamentos para el asma Vectura Group Plc, una operación que añadiría nuevos conocimientos en materia de dispositivos, inhalación, regulación y fabricación clínica. Junto con su reciente compra de Fertin Pharma A/S, fabricante de chicles y pastillas de nicotina para el dolor, Philip Morris se está armando para acelerar el desarrollo de nuevos productos sin nicotina.
Pero los esfuerzos por reinventar el cigarrillo no han debilitado el escepticismo de los grupos antitabaco en cuanto a que Philip Morris se proponga realmente un futuro sin tabaco.
Argumentan que la compañía y sus rivales mantienen a los consumidores enganchados a la nicotina con nuevos productos alternativos que van desde el tabaco calentado de IQOS, el vapeo y las discretas bolsitas que pueden introducirse entre las encías y los labios, y consideran que las adquisiciones recientes son inquietantes. Para algunos, simplemente hay algo malo en que una empresa tabacalera sea propietaria de un compañía que fabrica medicamentos para tratar enfermedades respiratorias.
Cancer Research UK dijo sobre la noticia de Vectura que si Philip Morris realmente quisiera ayudar, “podrían dejar de promover y vender agresivamente sus productos”.
Vectura también podría verse perjudicada por el estigma del tabaco, que socava su credibilidad en el ámbito médico. La adquisición podría hacer que fuera rechazada en las asociaciones del sector y que se le prohibiera publicar artículos o presentar datos. Los estatutos de la Sociedad Respiratoria Europea, por ejemplo, rechazan cualquier vínculo, incluso percibido, con la industria tabacalera.
Aunque la adquisición plantea problemas éticos, la mayor amenaza para el acuerdo puede ser una oferta rival de Carlyle Group Inc. El grupo de capital privado había acordado comprar Vectura hasta que fue superado por Philip Morris, y ahora está considerando sus opciones, lo que aumenta la posibilidad de una batalla por la adquisición.
Para el director ejecutivo de Philip Morris, Jacek Olczak, la preocupación por la propiedad no está justificada. Aunque las tres cuartas partes de sus ingresos provienen de los productos combustibles, la mayor parte de su inversión se destina ahora a los productos sin humo y a los llamados productos más allá de la nicotina, afirma.
“Mi reacción a la pregunta ‘¿quién es el dueño?’ y a que eso sea lo que dicte la opinión sobre algo, es que es un camino a ninguna parte”, dijo Olczak en una entrevista con Bloomberg News. “Nuestra aspiración es resolver el problema del tabaquismo, y no es un sueño sin sustancia, la tecnología para ello existe”.
Las adquisiciones de Vectura y Fertin proporcionan a la empresa importantes puntos de entrada para sus ofertas más allá de la nicotina. Esto incluye la experiencia en la administración de fármacos por vía oral y respiratoria para acelerar la expansión en el sector del bienestar, con productos como los botánicos que aumentan la energía o ayudan a dormir, así como dispositivos con potencial uso médico.
Vectura también está explorando la inhalación como forma de tratar enfermedades no respiratorias como las enfermedades vasculares pulmonares, el cáncer e incluso el COVID-19.
El presidente de Philip Morris, Andre Calantzopolous, cita el ejemplo de una persona que sufre un ataque cardíaco y que puede masticar una aspirina para frenar y reducir el tamaño de un coágulo de sangre en formación. Pero en esta situación extrema, puede que no empiece a funcionar lo suficientemente rápido.
“Si se inhala, la biodisponibilidad es de un par de minutos, y eso puede salvar muchas vidas”, dijo Calantzopolous. Añadió que el objetivo de Phipip Morris no es descubrir nuevos tratamientos, sino encontrar formas de acelerar la administración terapéutica de los existentes, ya que la inhalación es la segunda forma más rápida de que las moléculas lleguen al torrente sanguíneo, aparte de la inyección.
Junto con el desarrollo de productos, vienen las campañas y los grupos de presión, áreas en las que las grandes tabacaleras tienen un historial problemático que mantiene viva la sospecha sobre la industria.
A principios de este año, Ruth Malone, profesora de la Universidad de California en San Francisco y editora jefe de la revista Tobacco Control, escribió un artículo de opinión en el British Medical Journal en el que criticaba que la industria tabacalera adoptara la reducción de daños como una forma de debilitar el control del tabaco y hacerse con la narrativa sobre sus productos.
Gilchrist cuestionó la opinión varias veces en Twitter, pidiendo al British Medical Journal que publicara su respuesta, en la que señalaba que la gran mayoría de los fumadores no dejan de fumar, pero siguen queriendo mejores alternativas a los cigarrillos. La revista rechazó su refutación por considerarla relaciones públicas, y Gilchrist acabó publicando su respuesta en el foro de ciencia abierta Qeios.
(Michael R. Bloomberg, fundador y propietario mayoritario de Bloomberg LP, matriz de Bloomberg News, ha sido durante mucho tiempo defensor de los esfuerzos de control del tabaco).