Christian Lengua
En marzo los más de 9,000 alumnos del instituto, y ahora escuela, Isil dejaron de asistir a los cuatro campus en Lima, para pasar a estudiar a tiempo completo en la plataforma de educación a distancia Blackboard por la pandemia del COVID-19.
La pandemia los tomó con una transformación en marcha que venía del año 2014, enfocada en un modelo más flexible para el alumno con cursos presenciales, semipresenciales y virtuales.
Mientras otras instituciones buscaban tener más locales, Isil se enfocó en invertir el equivalente a la construcción de un campus en la digitalización.
En los últimos años, la inversión en tecnología fue de S/ 21 millones, y para afinar el proyecto se necesitaron cerca de S/ 10 millones adicionales en los últimos meses.
Algunos alumnos se adaptaron rápidamente a esta realidad, aunque reconocen que hubo deserciones, unos por la metodología, pero mayoritariamente por el tema económico. Por otro lado, alrededor de 800 alumnos que postergaron sus estudios en marzo, decidieron retomar en agosto.
“Este año hemos tenido la tercera mejor admisión anual de la historia de Isil, incluso la de marzo fue superior a la del año pasado”, explicó Daniel San Román, gerente de Marketing de la institución educativa. Este semestre lo comenzaron con 9,600 alumnos.
Provincias
Además de las carreras técnicas, con una duración de tres años, y el bachillerato en la escuela que dura cuatro años y medio, encontraron un nicho interesante en los cursos cortos. Es así como se han sumado muchos alumnos no solo de Lima, sino también de provincias.
Para Francisco Tafur, gerente de Gestión Académica, esta situación ha visibilizado una necesidad por educación de calidad del interior del país, “a la que le habíamos dado la espalda no por desinterés, sino por una falta de regulación en la educación virtual”.
Actualmente, cerca del 15% de los alumnos de programas de especialización son de provincias. “Más allá de una zona específica, tenemos alumnos tanto de Ucayali, San Martín como de Arequipa e Ica, del norte o del centro del país”, precisó San Román.
Los cursos cortos son diseñados para capacitarse en cuestiones específicas y adquirir competencias que suman al background profesional. Tienen una corta duración, y el precio es menor comparado con un programa más extenso.
De los 80 cursos que ofrece Isil, al día de hoy han vendido 1,500 plazas, es decir, 50% más de lo vendido todo el año pasado. Calculan cerrar el año bordeando las 3,000 vendidas. Otra particularidad es que el 70% de estos cursos cortos se vendieron por pasarela de pago.
A futuro
La expectativa del centro de estudios es que las autoridades dicten una legislación clara en torno a la educación virtual. “Es irónico, porque justamente este espacio de aprendizaje virtual, al que le dieron la espalda años atrás, es el que lo ha ayudado a sortear la crisis durante estos meses”, sostuvo Tafur.
Más allá de las regulaciones, auguró un cambio de los propios alumnos que probablemente prefieran la educación virtual sobre la presencial. A futuro esperan una educación más fluida, donde se pueda pasar de espacios físicos a virtuales con más naturalidad. Los espacios híbridos en educación van a ser una tendencia en el corto y mediano plazo, añadió.