El ahorro de tiempo y dinero es una de las ventajas de la educación virtual. (Foto: difusión)
El ahorro de tiempo y dinero es una de las ventajas de la educación virtual. (Foto: difusión)

A finales de noviembre del año pasado, la Sunedu emitió nuevas disposiciones y limitó al 80% los programas que pueden llevarse de manera virtual, afectando a más de 75,000 universitarios que optaron por llevar esta modalidad al 100% para formarse profesionalmente. No obstante, la preferencia por las clases remotas -que llegaron a su pico producto de la pandemia y las nuevas reglas de relacionamiento social-, ha comenzado a perder terreno entre los estudiantes limeños de desde febrero del año pasado, según un estudio realizado por Flanqueo.

Antes de la pandemia, apenas el 9% de jóvenes decidía seguir sus , sin embargo, con la emergencia sanitaria los resultados cambiaron drásticamente en enero del 2022 y reflejó que el 45% tenía pensado seguir una carrera a larga distancia, esta preferencia llegó a alcanzar al 50% de los jóvenes en julio de ese mismo año, pero fue perdiendo pulso conforme fue avanzando la vacunación en la capital y se autorizó el 100% de aforo en los diversos establecimiento, incluyendo .

De esta manera, a febrero del 2023 la preferencia por la modalidad de se redujo al 35% entre los estudiantes y en diciembre último se llegó a ubicar en 29%, pero aún así triplica los resultados que se tenían antes de la pandemia. Javier Quiñones, gerente general de Flanqueo, en diálogo con Gestión, explica que esta cifra será inamovible de cara a los próximos años, pues 3 de cada 10 jóvenes ya no quiere estudiar regresar a las aulas.

“No se puede considerar la época de la pandemia porque no había otra opción, el comparativo es que en 2019 era 9% y hoy es 29%, se ha triplicado la cantidad de estudiantes de educación superior de niveles socioeconómicos A y B que buscan seguir su carrera mediante y no quieren volver a la presencialidad”, precisa.

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Así, en un mercado de 1,2 millones de estudiantes, Flanqueo calcula que más de 348,000 optan ahora por estudiar a distancia frente a los 108,000 que existía a fines del 2019. Entre los argumentos está el ahorro de dinero en movilidad y gastos en alimentación al acudir a la institución educativa, así como la flexibilidad que tienen para realizar otras laborales. El reporte también revela que un 11% prefiere la semi presencialidad y un 60% desea volver a las aulas.

Virtualidad reduce costos

El estudio de mercado también refleja que el 96% de los jóvenes considera que las clases virtuales debe costar mucho menos que las presenciales. Sin embargo, Quiñones sostiene que las instituciones ya han ido reduciendo sus precios debido a que esta modalidad les resulta más económica porque las clases son grabadas y se necesita menos tiempo al docente en las sesiones.

Muchas instituciones educativas y en general han reducido al menos un 20% la mensualidad bajo esta modalidad, entonces también les conviene a los estudiantes por un tema económico, así como a las universidades, ya que les sale más barato porque las clases son grabadas y el costo es único para el docente que dicta un curso, ya que se explota el contenido indefinidamente y venden el producto terminado a nivel local, nacional e internacional”, sostiene el gerente general de Flanqueo.

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No solo en pregrado se observa esta reducción de la mensualidad sino que en los cursos de postgrado también se estaría replicando ello, sobre todo porque en estos programas el 80% del curso llega a ser y solo se necesita de la presencialidad del docente para casos específicos como evaluaciones o asesorías que son planificadas.

Sin embargo, no todo es color de rosa para los , ya que el 45% de los encuestados tiene la duda de si está verdaderamente preparado para trabajar en una empresa luego de haber cursado su carrera bajo esa modalidad. El motivo principal es que la enseñanza recibida es inferior a la de las clases presenciales.

“1 de cada 2 estudiantes sí reconoce que la presencialidad te da un plus en cuanto a la calidad de aprendizaje y hay ventajas. Además, a nivel generalizado tienen dudas si lo que ha aprendido les va a servir para afrontar unas exigencias laborales”, concluye el directivo.

SOBRE EL AUTOR

Comunicador social egresado en la Universidad de San Martín de Porres. Actualmente redacto para la sección de negocios del diario Gestión.

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