Los fabricantes de automóviles están tan deseosos de reemplazar los vehículos menos lucrativos por los SUV de mayor margen, que están dispuestos a deshacerse de modelos emblemáticos si es necesario.
El modelo norteamericano más nuevo de Volkswagen AG, el Taos, es quizás el ejemplo más claro de esta tendencia. El fabricante de automóviles alemán hizo espacio para fabricar el vehículo utilitario deportivo compacto en su planta de ensamblaje de México al cesar la producción del Escarabajo, uno de los autos más influyentes del siglo XX.
Para los planificadores de productos automotrices, la decisión no es difícil. La inclinación de los consumidores hacia los crossovers y el alejamiento de los sedanes ha sido implacable, lo que hace que los SUV y las camionetas se encaminen a ganar el 70% del mercado estadounidense este año.
Los crossovers también son una mejor inversión para los fabricantes de automóviles: los consumidores están dispuestos a pagar más por una mayor altura en la conducción y un interior más espacioso de modelos que no son significativamente más costosos de desarrollar o fabricar que los sedanes.
“Creemos que la tendencia va a continuar”, señaló Duncan Movassaghi, vicepresidente ejecutivo de ventas y marketing de la unidad estadounidense de VW, a los medios durante una sesión informativa sobre el Taos. El fabricante de automóviles anticipa que los estadounidenses comprarán casi 10 millones de SUV al año para finales de la década.
El fabricante alemán no es el único que está mostrando sangre fría.
Ford Motor Co. está abandonando los sedanes en América del Norte, poniendo fin a modelos como el Taurus, que en el pasado fue el automóvil más vendido del país. General Motors Co. ha dejado de producir varios nombres conocidos, entre ellos el Chevrolet Impala, una línea de modelos con más de 60 años de linaje.
Fiat Chrysler Automobiles NV también renunció a intentar que los estadounidenses compren el 500, el diminuto automóvil que utilizó para introducir su marca italiana homónima en EE.UU. en 2011.
Estas empresas están haciendo hueco en fábricas y concesionarios para algunos SUV que los consumidores reconocerán, tales como el Ford Bronco, el Chevrolet Blazer y o el Jeep Grand Wagoneer, pero VW ha abandonado el Beetle o Escarabajo por un modelo totalmente nuevo. El Taos lleva el nombre de una ciudad de menos de 6,000 habitantes en el desierto del norte de Nuevo México.
Al sumar el Taos y el ID.4 totalmente eléctrico al Tiguan, VW tendrá tres modelos en el segmento de SUV compactos, al igual que Subaru tiene el Outback, Forester y Crosstrek, y Jeep el Wrangler, Cherokee y Compass.
Su líder ejecutivo, Herbert Diess, espera que una gama más amplia de SUV ayude a VW a poner fin a las pérdidas que precedían al desastroso escándalo de emisiones de diésel del fabricante de automóviles alemán.
El ejecutivo dijo a los accionistas el mes pasado que la marca estaba cerca de alcanzar la rentabilidad en América del Norte antes de la pandemia de COVID-19. El fabricante genera la gran mayoría de sus beneficios en China y Europa y ha tenido dificultades durante años para generar beneficios en EE.UU.
El Taos estará disponible en el segundo trimestre del próximo año. Será unos 23 centímetros más corto que el Tiguan y tendrá un precio inferior a ese modelo, que se vende a partir de US$25.245.