(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió hoy su informe anual sobre Perú, donde si bien señala que sigue siendo una de las economías de mejor desempeño en la región, la actividad económica ha perdido impulso en los últimos años.

Para este 2019, el FMI estimó que el PBI crecerá 2.5%, menos que el 2.6% previsto por el FMI en octubre pasado, cuando presentó su “Perspectivas Económicas Globales”.

“Se prevé que el crecimiento siga siendo modesto a corto plazo, antes de comenzar a fortalecerse gradualmente”, señala el informe de la misión del FMI.

De cara al 2020, el FMI estimó que el PBI crecería 3.25%, menor al 3.60% previsto en octubre.

Refirió que la prolongación de la incertidumbre y las tensiones comerciales podría socavar las perspectivas de crecimiento de los principales socios comerciales de Perú, lo que reduciría las exportaciones y los precios de las materias primas mineras y agrícolas.

“Los riesgos tienen un sesgo a la baja, pero los márgenes de maniobra para aplicar políticas anticíclicas son suficientes para mitigar el impacto de cualquier shock adverso", subrayó el FMI.

Agregó que para reavivar el crecimiento en un entorno de creciente incertidumbre, se necesita un conjunto de políticas de amplio espectro que profundicen la resiliencia de Perú ante los shocks, incrementen la productividad y mejoren la protección social. “La actual desaceleración de la actividad y la exacerbación de la incertidumbre justificarían un estímulo fiscal y monetario”, anotó.

Política fiscal

A fin de dar impulso a la economía, las autoridades deberían hacer pleno uso de los márgenes disponibles en el marco de la regla fiscal, sostuvo el FMI.

Asimismo, señaló que si bien la política está orientada a llevar el déficit fiscal por debajo del límite superior del 1% del PIB para 2021, la subejecución presupuestaria ha conducido a una posición fiscal más ajustada que la que exige la regla fiscal. “Eso ha contribuido a desacelerar el crecimiento en medio de la creciente incertidumbre”, apuntó.

“En ese contexto, las medidas adoptadas por el gobierno para eliminar las limitaciones de financiamiento y de capacidad que enfrentan los gobiernos locales y regionales deberían ser suficientes para acelerar la ejecución del gasto de capital, pero será necesario supervisar de cerca el proceso y tomar medidas complementarias para garantizar su éxito”, agregó.

Política monetaria y cambiaria

En este campo, el FMI indicó que el reciente relajamiento de la posición de la política monetaria es apropiada, dado el debilitamiento del crecimiento, el aumento de la incertidumbre y las tenues presiones inflacionarias.

“Los recientes mensajes del Banco Central sobre la orientación de la política monetaria —indicando que la última reducción de la tasa de política no necesariamente implica que le sigan nuevas reducciones— sirven para aclarar que la política dependerá de la información que se vaya materializando. En ese sentido, puede ser necesario seguir relajando la política si se materializan los riesgos a la baja de las perspectivas de inflación”, refirió.

Además, para el FMI, a medida que se reduce la dolarización, el Banco Central podría permitir una mayor flexibilidad cambiaria para absorber shocks externos y promover el desarrollo financiero.