Jens Mesa, presidente ejecutivo de Fedepalma.

Cinco países producen el 86% de en Latinoamérica según información a fines del 2017. Colombia participa con 33.5%; Guatemala, con 16.8% (+20% interanual); Ecuador, con 14%; Honduras, con 12.8%; y Brasil, con 9.3%.

Siguen en la lista Costa Rica con 5% y Perú con 3.4% (+17.3% de variación interanual). Además, los 7 países adheridos al Consejo Latinoamericano de Cultivadores y Productores de Aceite de Palma –creado en 2017- representan el 92% de producción de aceite de palma en América.

Pero ¿cómo hizo Colombia para estar en la cumbre de la región en cuanto a producción de ?

Jens Mesa, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite de Colombia y representante del Conlapalma, sostuvo que Colombia estaba como Perú pero la llave del éxito fue que los productores se organizaron.

La Fedepalma tiene 55 años de actividad y, en conjunto con grandes, medianos y pequeños productores, lograron objetivos de mediano y largo plazo. Uno de ellos fue crear una comercializadora internacional para competir con grandes empresas del extranjero.

"Debe haber un buen reparto del producto que se vende en el mercado. Que se reparta adecuadamente en los diferentes eslabones. No podemos pensar que eso lo vamos a hacer todo por cuenta del Estado, necesitamos un enfoque mucho más empresarial", dijo Mesa a Gestión.pe.

Otro punto fue producir sistemas de información como herramienta para el desarrollo de los negocios en el sector. Así, en Colombia tienen una aplicación móvil con data estadística del sector palmero, por ejemplo.

Además, tienen la Corporación Centro de Investigación en Palma de Aceite (Cenipalma), entidad que se encarga del desarrollo tecnológico e investigación, creada en 1991.

Por otro lado, en Colombia tienen una facultad de parafiscalización. Esto es que el Estado, en palabras de Mesa, cede parte de su potestad coercitiva para que el mismo sector se imponga un gravamen en aras de impulsar el beneficio sectorial.

En ese sentido, tienen, por ejemplo, un fondo palmero en el que los productores aportan 1.5% del valor de su producción para el beneficio colectivo del gremio. De acuerdo a indicadores de Fedepalma, estos esfuerzos –que implica mejora en calidad sanitaria, incremento de productividad, optimización de rentabilidad, entre otros- no solo agregan valor sino que cada divisa invertida es redituable.

En el caso de la diversificación de los usos del , en Colombia existe un programa nacional para que los combustibles tengan en la mezcla 10% de que puede ser generado por el aceite.

"El programa arrancó con la idea de llevarlo a 20%. Como productores estamos listos para llegar a esa meta. La producción de palma ya tiene un montaje industrial que nos permite estar cerca de tener esa capacidad", señaló Mesa. Además, dijo que puede, más allá de los alimentos, ser fuente de energía.

"Todo lo que se produce derivado del petróleo, lo podemos producir derivado del aceite de vegetales. Es un alimento y, además, tiene los beneficios de reducción del efecto invernadero", añadió.

Por último, disponen de un fondo de estabilización de precios.

Perú
En el caso de Perú, en setiembre del 2015 se creó la Junta Nacional de Palma Aceitera del Perú. Se trata de la unión de dos gremios: la Confederación Nacional de Palmicultores y Empresas de Palma Aceitera del Perú (Conapal) y la Federación Nacional de Palmicultores del Perú (Fenapalma).

Dicho gremio representa cerca del 88% de la producción total y, para 2016, había 86,225 hectáreas de cultivo repartidas en Ucayali, San Martín, Huánuco y Loreto. Para este año se calcula llegar a 91.3 mil hectáreas de cultivo.

Productores medianos y pequeños tienen cerca del 59% de las áreas cultivadas mientras que el , del Grupo Romero, tiene cerca de 29%.

Los productores de palma de aceite generaron cerca de 250,000 toneladas en 2017.