La empresa peruana de ecoturismo Inkaterra proyecta la apertura de dos nuevos hoteles en el primer semestre del próximo año, condicionada por la reactivación de los vuelos internacionales y el turismo receptivo. Estos hoteles estarán ubicados en Machu Picchu y Cabo Blanco (Piura), respectivamente.
Las actividades en los siete hoteles de Inkaterra existentes en el país se encuentran paralizadas desde el 16 de marzo, cuando inició el estado de emergencia, y no han conseguido retomarlas pese al levantamiento de la cuarentena, debido a que casi la totalidad de su público son turistas extranjeros y las fronteras del país continúan cerradas.
Mientras tanto, la empresa se está concentrando en sus dos proyectos en desarrollo y se prepara para los cambios que vienen en el turismo internacional. “Creemos que es el momento para ir generando nuevos destinos, como el de Cabo Blanco, que tiene una representación muy alta en el mercado extranjero, especialmente por la presencia de Ernest Hemingway”, comentó José Koechlin, presidente de Inkaterra, a Gestion.pe.
Como es conocido por muchos, Cabo Blanco cuenta con una mística especial desde que, en 1956, el nobel de Literatura Ernest Hemingway llegó a sus costas para filmar la pesca de un merlín negro, con el fin de que esas imágenes sean utilizadas para una película inspirada en su novela “El viejo y el mar”.
Al sur de aquella caleta ubicada en la provincia de Talara, departamento de Piura, Inkaterra adquirió dos kilómetros de playa para construir un hotel con habitaciones ubicadas en pequeñas cabañas, y una urbanización destinada al ecoturismo, que está inspirada en la mencionada novela del escritor estadounidense.
“Este hotel entrará en funcionamiento el próximo año, al igual que las casas. La construcción está paralizada temporalmente, por la pandemia, pero en cualquier momento retomamos la construcción. Podemos decir que es el hotel que más inversión ha implicado a nuestra empresa”, agregó.
Además, en el mismo plazo proyecta la apertura del su hotel “Machu Picchu Forest”, que contará con pequeñas cabañas ubicadas alrededor de un pabellón central. Este diseño que caracteriza a todos sus hoteles, en vez de los altos edificios habituales en este negocio, favorece el distanciamiento social y se adapta a las que, desde su punto de vista, serán las características del nuevo turismo.
“No hacemos edificios, sino casitas dispersas, que son más apropiadas para el nuevo manejo del turismo en el futuro, que va a ser de grupos aislados. También pensamos que las personas van a viajar en grupos más pequeños y buscarán estadías más largas”, manifestó.
Por ello, la empresa no planea realizar un cambio significativo en su modelo de negocios y busca mantener la confianza del público extranjero con la implementación de los protocolos de bioseguridad para prevenir el nuevo coronavirus.
Finalmente, sostuvo que la anunciada construcción del teleférico de Choquequirao, que incluirá un sistema de acceso por cable desde el sur por Apurímac hasta el norte por Cusco, favorecerá las estadías de mayor duración en Machu Picchu.
“La construcción del teleférico permitirá crear otro destino llamado Choquequirao, porque lo hará accesible a los viajeros. La logística está bien pensada para que este destino se encuentre unido a Machu Picchu, lo que lo convierte en un circuito y esto extiende la cantidad de días que el pasajero puede quedarse en la zona. Esto implica llevar riqueza al ámbito rural a través del turismo”, comentó.