Ser líder en un entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, por el acrónimo anglosajón) es cambiar la praxis en su totalidad, amoldarla al momento de crisis y potenciar las mejores cualidades como jefe, gerente o director para asumir un rol de liderazgo en la compañía.
“Las reglas del liderazgo cambiaron con la finalidad de hacer emerger al líder y a su organización, impulsarlos a la evolución, encararlos con la resiliencia y volverlos más capaces frente a los constantes cambios corporativos internos y externos”, explica Sandra Cubas, managing partner en Cornerstone. El cambio es positivo, a tal punto que hoy “el grado de conexión entre líderes y equipos es más sólido pese a la distancia”, resalta la especualista.
Estas son las cuatro reglas de liderazgo empresarial que han cambiado a raíz de la crisis sanitaria, según Cubas.
- Empatía sobre autoridad: Los días del estilo comando están contados. La jerarquía es casi un tabú en las compañías que, a raíz de la pandemia, desarrollaron su mindset digital o agile. Los líderes cambiaron las reglas de autoridad por una simple regla muy admirada y respectada: la de la empatía, que repercute positivamente en la productividad colectiva, y facilita la comunicación horizontal y la motivación.
- Flexibilidad sobre rigidez: Poner limitaciones, restricciones y barreras burocráticas eran signos de un líder que actuaba con rigidez. Hoy, el líder ha descubierto que, dando una mayor flexibilidad al equipo y a sí mismo alcanza con mayor precisión y determinación sus objetivos.
- Colaboración sobre independencia: Para derribar la cultura tradicional independiente, el líder debió insertar el chip del trabajo colaborativo bajo la cultura del error, en donde todos reman hacia un mismo fin sin temor al fracaso. Por el contrario, contemplan que un tropiezo es sinónimo de aprendizaje e impulso hacia nuevos proyectos en equipo.
- Marcos de trabajo agile sobre métodos tradicionales: Los largos trámites y procesos documentarios fueron enterrados, mientras que los marcos de trabajo ágiles cobraron fuerza debido a su practicidad, rapidez e inclusión colaborativa. Es difícil pensar que, tras la pandemia, los líderes de la nueva normalidad aún no hayan implementado al menos una metodología ágil en su compañía.