La historia de la ropa nueva del emperador es una de las fábulas más conocidas de Hans Christian Andersen. Unos estafadores engañan al monarca haciéndole creer que le han hecho un traje fabuloso que no podrá ser visto por los indignos. Los cortesanos no se atrevían a decirle al emperador que estaba desnudo; se necesitó de un niño para señalar lo obvio.
La moraleja es que las personas a menudo están demasiado adheridas a las normas de convivencia como para expresar sus puntos de vista. ¿Cuántas empresas han seguido adelante con costosos proyectos alentados por el CEO, incluso cuando otros gerentes tenían dudas al respecto?
En su nuevo libro "Ideas rebeldes: el poder del pensamiento diverso", Matthew Syed, un deportista convertido en periodista, argumenta que la clave para abordar este problema es la "diversidad cognitiva". En otras palabras, reunir un equipo de personas con diferentes perspectivas y antecedentes intelectuales.
El autor comienza con el sorprendente ejemplo del fracaso de las autoridades estadounidenses para evitar los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001. Una razón importante, según Syed, fue que la CIA era conducida por hombres blancos cristianos, que no comprendieron cómo es que Osama bin Laden estaba aprovechando símbolos islámicos para reunir apoyo.
Otro ejemplo es el del equipo gubernamental británico que introdujo un impuesto de votación en 1989-90, una desastrosa medida que provocó disturbios en Trafalgar Square. Los autores intelectuales de este impuesto eran todos acaudalados personajes que no pensaron en el impacto que tendría en las personas con bajos ingresos.
Las personas de diferentes orígenes abordan los problemas desde diversos ángulos; eso debería ser cegadoramente obvio. No solo se trata de armar equipos con personas de ambos sexos y de diversas etnias (aunque eso también sirve). Si se contrata solo a graduados en política de Cambridge (o graduados de MBA en Harvard o ingenieros de software de Stanford), es probable que todos ellos hayan estudiado con los mismos profesores y absorbido visiones del mundo similares, independientemente de su género o color de piel.
En el mundo moderno, con toda su complejidad, la cooperación es esencial para lograr importantes avances. En ciencia e ingeniería, el 90% de los artículos ahora están escritos por equipos en lugar de individuos. Al analizar las solicitudes de patentes estadounidenses desde 1975 se observa que son los equipos los que dominan cada una de las 36 categorías definidas.
Hay dos elementos para seleccionar un buen equipo. Primero, reúna a personas con diversos puntos de vista. En segundo lugar, asegúrese de que esos puntos de vista sean escuchados y respetados. Eso puede no suceder si los responsables son autoritarios. Un estudio de más de 300 proyectos realizado por la Rotterdam School of Management descubrió que los equipos dirigidos por gerentes junior tenían más probabilidades de éxito que los liderados por gerentes senior, tal vez porque en el primer caso las personas se sentían menos intimidadas de señalar posibles dificultades a alguien más bajo en el orden jerárquico.
La capacidad de decir lo que se piensa dentro de una organización, sin temor a sanciones, es conocida como "seguridad psicológica" y fue descrita por Amy Edmondson de la Harvard Business School en un libro sobre el tema. Syed cita un estudio de equipos en Google, que encontró que la seguridad psicológica autoexaminada fue, por mucho, el factor más importante detrás del exitoso trabajo en equipo en el gigante de la tecnología.
Por ejemplo, una forma de superar la timidez durante una lluvia de ideas es que todos escriban sus ideas, pero se aseguren de que sean anónimas. De esa forma, las opiniones sobre las ideas están menos vinculadas a la veteranía de la persona y se pueden poner a prueba entre sí con menos miedo o preferencia (aunque probablemente sea inevitable cierto grado de cuestionamiento). Aumentar el número y la gama de ideas que se ofrecen (dentro de lo razonable) puede ser el secreto del éxito. Como escribe Syed, la voluntad de compartir el conocimiento vale la pena en un mundo de complejidad.
Otra ventaja de la diversidad es que las personas de afuera pueden detectar oportunidades rentables que aquellos desde adentro pueden pasar por alto. Los inmigrantes representan el 13% de la población estadounidense, pero también son el 27.5% de los que comienzan un nuevo negocio. Por naturaleza, los migrantes tienen más motivación que la persona promedio; de lo contrario, no se mudarían de país. Algunos pueden iniciar negocios porque los existentes no contratan extranjeros. Pero es probable que Syed tenga razón en que experimentar más de una cultura es una ventaja competitiva.
Una nueva perspectiva también puede ayudar a las empresas existentes. Los estudios muestran que las empresas con directorios más diversos disfrutan de mayores ganancias que aquellas con ejecutivos tradicionales. Por supuesto que la correlación no es causalidad; las empresas exitosas podrían sentirse más libres de nombrar miembros de directorio atípicos. Sin embargo, un poco de variedad no hace mal a nadie.