Cataluña
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A pesar de la cobertura periodística casi ininterrumpida la semana pasada de la alta probabilidad y las consecuencias adversas del cierre del gobierno de Estados Unidos, el rendimiento de las acciones y los bonos en los últimos días dejó entrever poca evidencia de preocupación por parte de los inversores. Retroceda un poco más y verá que los mercados han demostrado una sorprendente capacidad para restar importancia a la inestabilidad política y geopolítica. ¿Es suerte o los mercados tienen un mejor manejo de estos temas que la mayoría de los expertos?

En los últimos años, los inversores básicamente han ignorado los consejos de los expertos acerca de una larga lista de asuntos políticos y geopolíticos, que incluye lo que resultaron ser advertencias inapropiadas acerca de:

* Que un referendo sobre el Brexit haría que el Reino Unido entrara en recesión y que impulsaría una fragmentación más amplia de la Unión Europea. Resulta que no hubo un impacto económico inmediato más allá del efecto inflacionario de una moneda más débil; e incluso eso se está revirtiendo gracias a que la libra recuperó el nivel en que se encontraba previo a la votación. Mientras tanto, los esfuerzos por la autonomía y la independencia de Cataluña y Escocia no han planteado un riesgo significativo de una mayor desintegración europea, al menos por ahora.

* La propagación de una ola política disruptiva antisistema en Europa. Las elecciones presidenciales en Francia fueron ganadas por Emmanuel Macron, un enérgico reformista. Las elecciones en Alemania dieron como resultado la probable prolongación del estable gobierno de la canciller Angela Merkel. En conjunto, estos acontecimientos ofrecen una probabilidad considerablemente mayor de que una renovada asociación entre Francia y Alemania en el centro de la zona del euro pueda lograr avances en el fortalecimiento de la eficacia, la coordinación política y la arquitectura regional.

* Que las amenazas descaradas de Corea del Norte se convertirían en algo mucho más perturbador. La retórica se ha mantenido, pero no ha sido seguida por acciones. Para adaptar la observación que hizo el senador republicano Richard Burr en un contexto completamente diferente, los norcoreanos "siempre disfrutan mirar el acantilado, pero rara vez saltan". Además, gracias a las renovadas conversaciones entre Corea del Norte y Corea del Sur, deportistas de ambos países desfilarán y, en algunos casos, competirán en el mismo equipo en los Juegos Olímpicos de Invierno del próximo mes.

* Que la elección del presidente Donald Trump conduciría a una alteración económica y una liquidación en el mercado. En lugar de socavar el crecimiento económico y el aumento del empleo, en el primer año de la administración se ha observado una continuación y aceleración. Y, después de solo unas pocas horas de nerviosismo, los mercados han sido ampliamente recompensados por apostar inicialmente a la desregulación y los recortes de impuestos, así como a la posibilidad de un programa de infraestructura.

* Que las tensiones entre Qatar y otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, así como la competencia entre Irán y Arabia Saudita por la influencia regional, se traducirían en un impacto regional más amplio. Las tensiones existen, incluso a través de guerras subsidiarias en Siria y Yemen, pero no ha habido grandes recrudecimientos ni conflictos regionales.

En resumen, estos acontecimientos no han arruinado el crecimiento global ni las ganancias corporativas, ni individual ni colectivamente. En cambio, los inversores y operadores han sido validados, confundiendo las predicciones de muchos politólogos que tienen muchos más años de estudio y experiencia en política y geopolítica.

Algunos pueden estar tentados a decir que la suerte podría haber desempeñado un papel en el buen resultado del mercado. Pero hay demasiadas eventualidades para que esta sea una explicación convincente. De hecho, puede haber una mejor explicación en una combinación de lo siguiente:

Un enfoque de los mercados más ajustado: a diferencia de los politólogos, los mercados se centran en lo que interrumpe a un puñado de factores de riesgo específicos y lo hacen con un horizonte temporal considerablemente menor. También se ocupan de lo que puede ser valuado de forma razonable, dejando mayoritariamente aparte otros asuntos, como la probabilidad de que una irracional Corea del Norte decida traducir las amenazas nucleares en acciones.

Efectos locales: los inversionistas se han sentido bastante cómodos con un ambiente económico y de mercado que en general ha brindado soporte y que incluye un alentador repunte sincronizado del crecimiento global, mejores perspectivas de políticas adicionales favorables al crecimiento, abundante liquidez y tolerancia al alto riesgo. Con estos factores en juego, se necesita un gran impacto, o una rápida acumulación de pequeños impactos, para eliminar la percepción del mercado.

Respaldo: la disposición y la capacidad de los mercados para mirar más allá de las amenazas inmediatas se han visto reforzadas por la percepción de considerables garantías de financiamiento de dos fuentes. Primero, de los bancos centrales a través de la historia reciente (repetida) de una directriz política reconfortante y programas de compra de activos a gran escala que han convertido a estas entidades en los mejores amigos de muchos inversores. En segundo lugar, de balances corporativos de gran liquidez que fomentan recompras de acciones y pagos de dividendos más altos.

Los politólogos pueden descansar más tranquilos sabiendo que los mercados no necesariamente conocen mejor su negocio, sino que –más bien– se benefician de la combinación de un enfoque más ajustado, un contexto favorable y una profunda convicción en un fuerte respaldo.

Los politólogos deberían tener más en cuenta estos factores al intentar traducir sus percepciones políticas y geopolíticas en apuestas sobre el mercado. Mientras tanto, en lugar de descartar por completo lo que estos expertos tienen que decir, los inversores deberían darse cuenta de que es una cuestión de equilibrio, que podría evolucionar con el tiempo.

Experimenté esto último directamente hace casi 20 años cuando pasé de una función de análisis político y económico en el Fondo Monetario Internacional en Washington a una más orientada al mercado, inicialmente en Salmon Smith Barney en Londres. Hubo días en que mis astutos colegas que negociaban en los distintos mercados estaban ansiosos por saber de mí, apostando a que mis ideas se materializarían en la actividad de los precios.

Pero también hubo días en que me pedían que "volviera más tarde", apostando a que todo lo que tuviera que decir simplemente se vería devastado por los aspectos técnicos del mercado.

Autor: Mohamed A. El-Erian

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