Foto 6 | Dólar supera los S/ 3.29 por tensiones globales y temores a alza de tasas. El dólar aceleró su marcha ayer frente a la mayoría de monedas del globo, apuntalado por tensiones internacionales y el persistente temor a nuevos incrementos de las tasas de interés en EE.UU. (que tienden a fortalecer a la divisa de ese país). En nuestro país, el billete verde profundizó la tendencia alcista que se observa desde las últimas dos semanas, y ayer tocó un máximo de S/ 3.293, aproximándose al techo psicológico de S/ 3.30. El detonante del alza fue la mayor aversión al riesgo de los inversionistas extranjeros, que incrementaron significativamente sus compras de dólares, ante la amenaza de sanciones de EE.UU. a Irán y la crisis política en Italia -que podría desembocar en un adelanto de elecciones en ese país-, indicaron ejecutivos bancarios. Estos dos focos de tensión se juntaron con las perspectivas de un ajuste (alza) más rápido de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) estadounidense -ante señales de que la inflación en ese país está ganando impulso-, que atraería capitales de corto plazo invertidos en mercados emergentes, como Perú, y debilitaría sus monedas, señalaron los bancos (Foto: Andina).
Foto 6 | Dólar supera los S/ 3.29 por tensiones globales y temores a alza de tasas. El dólar aceleró su marcha ayer frente a la mayoría de monedas del globo, apuntalado por tensiones internacionales y el persistente temor a nuevos incrementos de las tasas de interés en EE.UU. (que tienden a fortalecer a la divisa de ese país). En nuestro país, el billete verde profundizó la tendencia alcista que se observa desde las últimas dos semanas, y ayer tocó un máximo de S/ 3.293, aproximándose al techo psicológico de S/ 3.30. El detonante del alza fue la mayor aversión al riesgo de los inversionistas extranjeros, que incrementaron significativamente sus compras de dólares, ante la amenaza de sanciones de EE.UU. a Irán y la crisis política en Italia -que podría desembocar en un adelanto de elecciones en ese país-, indicaron ejecutivos bancarios. Estos dos focos de tensión se juntaron con las perspectivas de un ajuste (alza) más rápido de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) estadounidense -ante señales de que la inflación en ese país está ganando impulso-, que atraería capitales de corto plazo invertidos en mercados emergentes, como Perú, y debilitaría sus monedas, señalaron los bancos (Foto: Andina).

Por William Rhodes (*)
No hay que engañarse. Los altos niveles de volatilidad en los mercados emergentes y las presiones marcadas y esporádicas sobre una serie de monedas, incluyendo las de Argentina, México y Turquía, que celebró elecciones el domingo, son las descargas iniciales de un nuevo período de crecientes riesgos e incertidumbres.

Las tensiones y desafíos en las economías en vías de desarrollo que entrarán en un foco más claro en las próximas semanas y meses no están siendo reconocidos suficientemente como para ofrecer garantías de que las crisis serán bien manejadas - o que el contagio en el sistema financiero será fácilmente contenido.

El ambiente financiero que está evolucionado rápidamente para los mercados emergentes resulta de una combinación de factores diversos, que podrían representar una tormenta perfecta.

Un considerable número de países tienen crecientes déficit en cuenta corriente - como Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica. Luego, los emisores soberanos y corporaciones en muchos mercados emergentes -en , , y, notablemente, Turquía- han aprovechado la abundancia de liquidez global para endeudarse fuertemente en divisas.

Los problemas del servicio de la deuda crecerán a medida que la estadounidense continúe reduciendo su hoja de balance y haga al menos dos incrementos adicionales de tasas de interés en los próximos seis meses debido al avance de la inflación estadounidense, el aumento del PBI posiblemente a más de 4%, y un desempleo en niveles cercanos a mínimos históricos.

La dirigida por sabe que sus acciones sumarán presión a las monedas de mercados emergentes pero no ha permitido que esas consideraciones influyan en el pasado y no lo hará ahora.

El Banco Central Europeo () bajo Mario Draghi seguirá la conducción de la Fed y planea limitar su flexibilización cuantitativa, pero se ajustará más lento que el banco central estadounidense, no por preocupaciones sobre los mercados emergentes, sino debido a la desaceleración del crecimiento en gran parte de la zona euro y por los nuevos, y menos predecibles, gobiernos de Italia y España.

Las presiones de los mercados serán acentuadas por las acciones de demasiadas instituciones e individuos en la comunidad financiera que no lograron aprender las lecciones de la última crisis global. En su búsqueda de rendimientos, han continuado haciendo a las ganancias de corto plazo su objetivo primordial y ahora están posicionados para quemarse.

Muy pocos de esos inversores han tomado en cuenta adecuadamente el cambio estructural de la naturaleza de las economías industrializadas occidentales por años de alto desempleo, reducidas ganancias de productividad, crecimiento lento y tasas de interés en mínimos récord.

Las economías principales, lideradas por , están volviendo a condiciones económicas más normales -finalmente- y las condiciones monetarias más ajustadas expondrán cada vez más la multitud de vulnerabilidades que abundan en muchas partes de los mercados financieros.

Al mismo tiempo, tiene que enfrentar sus propios desafíos financieros y anticipo que ahora que el presidente Xi Jinping ha consolidado el poder, estará listo para ver un crecimiento económico anual algo menor.

Esto es esencial para controlar un nivel de deuda sobre PBI superior a 250%, excesos de endeudamiento de empresas estatales, municipios, desarrolladores de viviendas y otros, y la resultante exposición grande de las instituciones financieras, particularmente en el área de la banca en las sombras.

Un menor crecimiento en China también perjudicará a muchos países exportadores de materias primas. Adicionalmente, la incertidumbre rodea a las perspectivas para los precios internacionales de la energía.

Los incrementos sumarán presiones a los mercados emergentes importadores de crudo y sus monedas. Hay que recordar, por ejemplo, que Venezuela, alguna vez un exportador mayor de petróleo, manejó tan mal su capacidad de producción que virtualmente quedó fuera de juego.

La política tendrá un profundo impacto y pocos gobiernos estarán posicionados para tomar las medidas duras requeridas para evitar dificultades mayores.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, cometió el error de impulsar lo que él llama un programa de reformas "gradualista" cuando asumió a fines del 2015.

Ahora, cuando todavía falta bastante para las elecciones nacionales de fines de octubre del 2019, él ha decidido actuar con más fuerza, acordando un crédito de US$ 50,000 millones del Fondo Monetario Internacional () con condiciones de disciplina presupuestaria incorporadas.

Pero México y Brasil tienen elecciones nacionales este año y el resultado de cada una podría llevar a una parálisis en sus políticas.

Las elecciones del fin de semana en Turquía pusieron la pelota en juego. Más allá del resultado, el impacto sobre la confianza internacional y los ingresos de inversiones probablemente sea negativo.

Si el presidente Tayyip Erdogan gana por un gran margen, entonces parece posible una dictadura completa; si no logra asegurar una mayoría en el parlamento, entonces se abrirán las puertas a amargos choques políticos.

México enfrenta su propia perspectiva política confusa en las elecciones del 1 de julio. El veterano socialista Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores probablemente llegarán al poder debido al fracaso del régimen actual para responder a las crecientes demandas públicas de atacar seriamente a la corrupción.

Como en Brasil, Malasia, Sudáfrica e Italia también, la corrupción se ha convertido en el tema dominante de la política y los líderes establecidos están siendo expulsados.

Bajo el sistema mexicano, las elecciones presidenciales y parlamentarias son en julio, pero el nuevo mandatario solo tomará posesión en diciembre, mientras que el nuevo parlamento no será juramentado hasta septiembre.

Eso significa que podría haber una conducción que no haga nada en México por hasta seis meses, un período en el que el país verá presiones comerciales proteccionistas sin precedentes de su vecino del norte, empezando con una suspensión de las negociaciones del TLCAN por parte de Estados Unidos.

Quién ganará la elección presidencial en Brasil, no lo puede adivinar nadie, ya que el político más popular del país, Luiz Inacio Lula da Silva, fue hallado culpable de corrupción y ahora está encarcelado. Ciertamente, es raro ver tantas elecciones futuras en las que los resultados son tan impredecibles.

Completar el escenario de la tormenta perfecta demanda un enfoque en la Casa Blanca. Las amenazas al sistema comercial global no han sido tan grandes desde la década de 1930.

Entonces, las acciones de empobrecer al vecino tuvieron consecuencias terribles. Los primeros disparos en una serie de guerras comerciales entre Estados Unidos y sus socios comerciales ya fueron disparados. Vendrán más.

Las exportaciones son el flujo vital de la mayoría de las economías de mercados emergentes. Las acciones de Washington para limitar esas exportaciones podrían exacerbar las tensiones en los mercados globales. Todos los países y todos los inversores saldrán perdiendo.

(*) William Rhodes, un exvicepresidente senior de Citigroup, es el presidente y presidente ejecutivo de William R. Rhodes Global Advisors y autor de "Banker to the World: Leadership Lessons from the Front Lines of Global Finance".
El autor es un columnista invitado para Reuters Breakingviews. Las opiniones expresadas son personales.

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