A través de las incubadoras, los emprendedores llegan a este centro con una idea de negocio y de acuerdo a un proceso de validación que tarde en promedio 6 meses, dichos proyectos pueden pulirse y convertirse en un potencial negocio real, explica a Gestión.pe la ex vicepresidente de la Asociación Peruana de Incubadoras de Empresas (PERUINCUBA), Karen Montjoy.
Según indica, una incubadora es un centro de formación y vinculación empresarial. En ese espacio los emprendedores llegan con sus ideas de negocios un poco avanzadas o en una etapa muy temprana y reciben no solo capacitación, sino, mentoría, es decir, soporte de mentores especializados en sus distintas industrias y los ayudan a ir desarrollando y pasando de idea de negocio a un producto mínimo viable, un proyecto de empresa o una posible empresa.
“Estas empresas han pasado por un proceso de validación, han validado la idea de negocio, el modelo de negocio y han logrado obtener un feedback de mercado de consumidores y competidores. Posteriormente tienen acceso a una red de inversionistas. Es un proceso de ecuación completa: entras con una idea y sales con un negocio”, detalló.
Agregó que la Ley Universitaria exigió que las universidades deban tener las incubadoras para brindar a los estudiantes un espacio para el desarrollo de sus emprendimientos y ello fomentó que las universidades se involucren más en este desarrollo.
Según dijo, unas 18 incubadoras a nivel nacional se encuentran registradas en PERUINCUBA, pero fuera de este gremio habrían otras 35. Esta última data está siendo verificada por el Ministerio de la Producción (Produce) a través de un catastro nacional.
Factor de éxito
Montjoy, quien también es coordinadora de Emprendimiento e Innovación de Innova ESAN, detalló que solo aquellas ideas de negocios que terminan el proceso de incubación lo hacen si estos tienen un 80% como factor de éxito en el mercado, es decir, si tendrán una mayor probabilidad de éxito en sus negocios.
En ese sentido, indicó que son tres puntos que determinan si ese negocio logrará el éxito en el mercado.
El primero de ellos está relacionado al acceso a fondos, en otras palabras, si cuando salen al mercado tendrán recursos.
Según dijo, en esta etapa, cuando los emprendedores terminan sus ideas y empiezan ya con sus primeras ventas, tienen que pasar por el valle de la muerte, un periodo en el que empiezan a invertir hasta que llegan a un punto de equilibrio.
“Eso se logra después de las primera venta, se tiene que hacer un buen volumen de ventas para llegar a un punto de equilibrio para no ganar ni perder. Ese camino que se recorre se denomina valle de la muerte porque no hay obstáculos, por lo tanto el acceso a fondos en esta etapa es fundamental”, dijo.
Un segundo punto que determinar el éxito tras terminar el proceso de incubación está relacionado con el nivel de conectividad, siendo este uno de los aspectos más valorados por los emprendedores.
“Te piden vinculación con actores que pueden estar en el Estado, sector corporativo o personas claves en determinadas industrias. Ahí es donde juega la universidad un rol de vinculador”, dijo.
Finalmente, dijo que se considera el nivel de compromiso de emprendedor. Segú experiencia, ha observado que hay negocios que han terminado su incursión y estaban comprometidos con el emprendimiento y otras no tan comprometidas.
“Entonces ahí uno se da cuenta que aquellas que sobresalen son aquellas las que le dedican más tiempo, las que están más involucradas y son más perseverantes también. Ahí se valora el nivel de compromiso y perseverancia del emprendedor”, dijo.