La informalidad es uno de los problemas estructurales en el país que ha hecho más difícil establecer medidas como el aislamiento social obligatorio (cuarentena). Dicha informalidad es cerca del 70% (sector no agrícola), aún cuando tendría que estar en alrededor del 50% considerando el nivel del PBI per cápita del Perú. Esto implica que 2 millones de personas podrían entrar al sector formal rápidamente. Pero, ¿por qué no entran?
Pablo Lavado, docente e investigador de la Universidad del Pacífico, recordó que el grueso de los trabajadores informales se concentra en la microempresa y pequeña empresa, en parte, porque enfrentan pocos incentivos y altos costos para formalizarse. “Se nota que la empresa mediana y grande son empresas que contratan de una manera más formal, por encima del promedio de informalidad que tiene el Perú. Esto porque son más productivas, aprovechan economías de escalas y en donde los costos de ser formal se disminuye por la productividad y la ganancia”, detalló en evento organizado por Ágora Perú.
Este escenario da algunas luces sobre por dónde deberían ir las estrategias del Estado para fomentar la formalidad en el país. Para Lavado, se debe pensar en disminuir los costos laborales no salariales. Por ejemplo, señaló que en el 2008 se publicó un cambio en el régimen de la pequeña empresa (Decreto Legislativo N° 1086), que implicaba disminuir los costos laborales no salariales en comparación con las empresas grandes y medianas. Este fue un primer intento de proveer progresividad en los costos de la formalidad para este segmento empresarial.
“A partir del 2009 empezó a ocurrir un aumento de la formalidad en la pequeña empresa, en comparación a la gran empresa, más allá de las diferencias intrínsecas que tienen entre ellas. Y esa reducción la estimamos entre 10 y 13 puntos porcentuales. Entonces, ante la reducción de costos no salariales, vemos un aumento de la formalización. Lamentablemente, este aumento desde la perspectiva macroeconómica es muy pequeño para cambiar la tasa total, pero esto nos da luces que cuando hacemos un cambio en los costos no salariales, podríamos estar generando ganancias a la formalidad”, subrayó.
Dados estos resultados, qué se puede hacer. “Algunas cosas que se pueden hacer están asociadas a simplificar la vida de los trabajadores y las empresas. Esa simplificación requiere una reforma laboral y reforma tributaria (tener un régimen tributario gradual)”, refirió.
Mencionó que la reforma laboral tiene que ir por dos caminos. El primero que se deberá transitar sería -mencionó- darle la flexibilidad a la empresa para la contratación o despido de trabajadores. “Después del fallo del Tribunal Constitucional a favor de la reposición se ha impreso un costo enorme a la contratación de los trabajadores, ha crecido la contratación a tiempo definido a plazo fijo, mientras que la indefinida que te provee un poco más de seguridad, ha disminuido. Esto tiene que cambiar”, remarcó.
¿Esto significa que se hace más vulnerable al trabajador? El economista agregó que justamente ahí debe mirarse el segundo camino: en paralelo a la flexibilización, tiene que haber un sistema de protección social que proteja al trabajador en tres ámbitos: la protección ante choque de salud (aseguramiento universal), de desempleo (¿compensación por tiempo de servicio o seguro de desempleo?) y el retiro (pensiones). Estos tres pilares se deberían financiar, a través del IR y el IGV.
“No estamos hablando de recortar beneficios laborales, sino ordenar el sistema (...) Algunas propuestas van en línea con disminuir los costos no salariales y tener un empuje para los trabajos de jóvenes como la contribución emparejada para las pensiones, y que finalmente va a redundar en mayor liquidez, mayor dinero en la mano para los nuevos trabajadores. Hay que desmitificar esta noción de recortar beneficios laborales, sino que se está reordenando la casa, para el beneficio del trabajador y el empleador para generar más puestos de trabajo”, remarcó.
-La carrera contra el tiempo-
¿El Gobierno de Vizcarra podrá iniciar una reforma laboral en estos 12 meses? Según Lavado, si se quiere ser audaz en ese sentido, las tres grandes cosas que el Gobierno actual podría dejar iniciado pensando en la formalización del país para los próximos 10 años es empezar a empujar: la flexibilización laboral, la simplificación de los regímenes tributarios y una reforma laboral con los tres pilares de protección social y costos no salariales más bajos.
“Estos deben ser los tres grandes caminos que se podrían empujar desde ahora. Definitivamente este Gobierno no terminará toda la agenda, pero empezar, dar luces, dar pasos hacia esos caminos, es una buena señal que generaría optimismo, tranquilidad, y que mejoraría las expectativas de inversión en el Perú”, puntualizó.
-El sector salud-
Uno de los puntos que mencionó Lavado es la universalización de la salud. En esa línea explicó que el Seguro Integral de Salud (SIS), tras las medidas establecidas por el presidente Martín Vizcarra, asegura a todos los peruanos sin un seguro de salud. Pero, ¿cuál va a ser el incentivo de una persona -que tienen SIS- para ser formal? “Ya no va a haber incentivo porque ya tiene un seguro de salud, ya está protegido”, remarcó.
Siendo así, explicó, se debe buscar que ambos seguros conversen. A propósito de lo mencionado por Vizcarra en el Mensaje a la Nación sobre la unificación del SIS con Essalud, la reforma de salud en el Perú tiene que ir por lado de la separación de funciones de aseguramiento y prestación, mencionó. Es decir, siendo Essalud un seguro y un prestador distinto al Minsa y el SIS, se debe establecer un solo asegurador público y distintos prestadores, que entre ellos deben establecer con mayor claridad el intercambio prestacional, teniendo en blanco y negro las tarifas.