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En el 2023, la economía de 13 regiones del Perú creció, mientras se contrajo en otras 11. Si bien en el primer trimestre de este año algunas ya revirtieron esos resultados y pasaron a terreno positivo, dos se mantienen en un contexto de recesión: Lambayeque y Ayacucho, según la estimación de Phase Consultores. Además, Piura, cuya producción se contrajo en el último tramo del año pasado, también habría caído en los primeros tres meses del 2024.
¿Todas las regiones lograrían cerrar en positivo este año? La respuesta es sí, aunque la firma consultora prevé crecimientos modestos.
Las encuestas de expectativas económicas de enero y febrero presentadas por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) fueron consistentes con la caída de la actividad económica en el primer trimestre del año. Sin embargo, hay cierta mejora proyectada para el segundo trimestre, con expectativas positivas que se destacan particularmente en las regiones del norte, gracias a la recuperación de los sectores agropecuarios, que fueron perjudicados por las olas de calor y en menor medida, por el fenómeno de El Niño.
Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, señala que el crecimiento proyectado para el norte del país está atado a la posible reversión de la caída en la producción de arándanos, la cual ha sido afectada principalmente por condiciones climáticas adversas. A pesar de estos obstáculos, se refleja una visión optimista para la región. “La producción podría crecer, principalmente por el consumo de las personas. Aunque, en otros sectores como la construcción y servicios todavía no se ve un despegue importante”, precisa.
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Durante el primer trimestre, en Lima se mostraron desempeños ligeramente positivos, reflejando mejoras en indicadores clave como la manufactura de sectores primarios y la construcción. Para el cierre del año, podría ser una de las regiones con mejor desempeño (2.4%), solo por debajo de Ica (2.9%), recuperándose de una caída en el 2023 (-1.4%).
En el sur del país, la producción ha sido afectada el año pasado por las constantes manifestaciones sociales y por la percepción negativa hacia el Gobierno. Si bien para este año se proyecta que la economía en el sur crezca, podría haber riesgos si se mantiene la coyuntura mencionada. “La producción va a continuar estancada mientras siga el Gobierno. No hay una respuesta positiva a los incentivos de inversiones, sobre todo de los que vienen de la minería”, comenta.
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En cuanto al centro del país, se observaron caídas continuas en regiones como Junín (2023: -3%), que podrían estar más relacionadas con problemas estructurales que con factores coyunturales, como lo demuestra la persistente disminución de la producción durante los últimos cinco trimestres.
En el caso de Pasco, “la desaceleración podría responder a una falta de proyectos mineros, lo cierto es que el nivel de producción actual es menor que en el 2007”, detalla Odar.
Para este año, los crecimientos esperados en ambas regiones son acotados: Junín crecería 1.8%, mientras que Pasco pasaría de expandirse 2.2% el año pasado a solo 0.7% en el 2024.
Economía peruana
Phase compartió sus proyecciones sobre el crecimiento económico en el primer trimestre del año, así como sus expectativas para el segundo trimestre. El crecimiento económico en febrero debería haber alcanzado un 2%, “lo que nos hace pensar en un panorama alentador para el primer trimestre en general, con un crecimiento estimado entre el 1.5% y el 2%”, prevé Odar.
En cuanto al segundo trimestre, el crecimiento no sería tan robusto en comparación con el primero. Señala que, con excepción del mes de mayo, ya que el año pasado se registró un crecimiento de a penas -1.2% para dicho mes, lo que podría impactar el crecimiento rebote durante el segundo trimestre del año.
No obstante, se prevé que el tercer trimestre experimente un repunte en comparación con el segundo, superando el 2%. Esta perspectiva se basa en los efectos de la tasa de interés, así como en la señal de una inflación en descenso, lo que podría traducirse en una mejora en la capacidad de gasto de la demanda interna.
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Subeditora de Economía. Licenciada en Economía (Esan), con estudios de maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales (PUCP). Tengo siete años analizando la coyuntura y economía nacional.