En el contexto actual de cambio de Gobierno por la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), Waldo Mendoza encuentra que la situación para Vizcarra se presenta mejor que hace unas semanas, pero que hay retos que deberá enfrentar para sacar adelante la economía. En su opinión, la línea de base (de comparación) que va a recibir la nueva administración es bien baja y que, por lo tanto, mejorarla no va a ser tan complicado para el nuevo presidente.

¿Cuál es el impacto que ha tenido para la economía los últimos hechos políticos tras la renuncia del presidente Kuczynski?
En general, creo que hay un conjunto de desventajas, pero también otro de oportunidades, de potencialidades, dado este cambio en las condiciones políticas de nuestro país. Considero que la nueva administración del presidente Vizcarra no tiene todo mal.

Hablemos de las desventajas o complicaciones que enfrentará el señor Vizcarra en materia económica, ¿cuáles serán?
Posiblemente, el mayor problema que enfrentará, y del que no se ha hablado mucho, es que, en realidad, hace un buen tiempo la economía peruana está paralizada. Las cifras son contundentes.

¿Qué indicador nos muestra eso con mayor claridad?
El empleo urbano, a nivel nacional, en empresas de 10 y más trabajadores (empleo formal) no ha crecido en el 2015 ni en el 2016, y se cayó en el 2017. Además, la producción de la industria no primaria, que es la más intensiva en mano de obra, hace años viene cayendo desde el 2013 y ha sido aún más fuerte en el 2017.

Por otro lado, el crecimiento del PBI desestacionalizado (aquel que limpia el ruido, los factores estacionales y mide tendencias), que elabora el BCR, ha sido prácticamente de 0% en el 2016 y 2017.

¿Qué otros retos enfrentará Martín Vizcarra?
Sí, tenemos un sector público un poco diezmado, si uno mira un ministerio, por ejemplo, Educación, o de la Producción, percibe que hemos retrocedido a la década de los 80. Hay un sector público que ya no es el mismo que, con todos sus defectos, teníamos antes.

Eso dicen algunos, incluso del Ministerio de Economía (MEF), que ha perdido peso…
Algo de eso hay. El otro problema con el que se va a encontrar la administración del presidente Vizcarra es que, a diferencia del 2011, los indicadores fiscales no son tan sólidos. En el 2011, la deuda pública era 22% del PBI y ahora está como en 25%; teníamos superávit fiscal y ahora hay déficit (3.2% en el 2017); en el 2014 teníamos un fondo de estabilización fiscal (FEF) que superaba los US$ 9,000 millones (casi 5% del PBI) y ahora está en solo US$ 6,000 millones.

¿Cuál es la consecuencia práctica de este deterioro fiscal?
Que la posibilidad de hacer una política fiscal expansiva (que es el instrumento clásico de política pública, para reactivar una economía) es mucho menor a la que teníamos hace unos años. En cuanto a la política monetaria, tampoco hay margen, porque las baterías están un poco agotadas.

Pero los problemas para Vizcarra no quedan ahí, también está el comportamiento de las expectativas empresariales.

Se refiere a que estas se han venido deteriorando …
Sí, las expectativas empresariales empeoran mes tras mes y, según la última encuesta de expectativas macroeconómicas del BCR, casi todas estas expectativas, el 90%, están empeorando y están en un terreno de pesimismo.

Un reto central para Vizcarra es el tema político…
Sí, pero hay que deslindar el tema estrictamente político de los temas de la corrupción. Estos últimos van a estar siempre ahí: Lava Jato, club de la construcción; otro tema es la sucesión presidencial por la renuncia de Kuczynski.

Sí, pero igual, Vizcarra va a tener que enfrentar a ambos…
Sí, pero en el caso de la corrupción la nueva administración (Vizcarra) lo va a recibir probablemente en su peor momento. La inversión pública ha vuelto a caerse en el primer bimestre de este año (-20%, según el BCR, sobre todo en el Gobierno central donde cayó en 55%) y toda la esperanza del crecimiento económico de este año estaba sustentada en que la inversión creciera sustentada en la inversión pública (que se esperaba creciera en 17.5%), además porque este último iba a inducir a un crecimiento del PBI construcción de 8.8% .

¿Cuál es la explicación para no lograr que esos motores (inversión pública y PBI construcción) no se prendan este año?
Seguramente, la explicación está en el hecho de que si Odebrecht no puede construir, ni tampoco las empresas del club de la construcción, ¿quién se va a encargar de la construcción?
Las obras para los Panamericanos las harán los españoles, esa debe ser la excepción. Acá tenemos un problema, aquellos que buscan justicia no tienen una noción básica de Economía.

No hacen un calculo costo-beneficio básico y se centran en la reparación civil…
Claro, están pensando cobrar a las empresas corruptas un porcentaje muy alto, pero de algo que puede ser cero. En esto de los cobros a los corruptos hay que tener en cuenta las implicancias macroeconómicas que significan paralizar todos los proyectos de infraestructura.
Lo que estamos perdiendo por esa paralización se refleja, a la fecha, en esa caída de 20% de la inversión pública en el primer bimestre, y eso significan miles de millones de soles de pérdidas.

Este es otro problema que la ley que modificó el DU 003 corrige en algo, pero hay que perseverar en esto porque no son suficientes esos cambios.

Potencialidades
Usted señala que con el cambio de Gobierno también hay oportunidades. ¿Cuáles son?
Una primera es que la línea de base es bien baja, por lo que mejorar lo hecho por el presidente Kuczynski no va a ser tan complicado.

¿Puede explicar un poco más este punto?
En el periodo que duró la gestión del presidente Kuczynski, este empezó con promesas como la de bajar en 20 puntos porcentuales la informalidad, hacer una revolución social, bajar el IGV. Todas estas eran medidas discutibles, nunca en el MEF se habían llevado propuestas tan ajenas a la realidad, tan distantes de los cálculos, de las proyecciones y simulaciones.

En general, la política económica ha sido mala, independientemente de lo político. En los últimos meses, ha sido una especie de política económica de sobrevivencia.

¿Qué quiere decir con política económica de sobrevivencia?
Solo así se explica que hayan entrado, por ejemplo, a intervenir el mercado de papa para evitar que el precio de este producto baje, igual pasó con el mercado de maíz y seguramente en los próximos meses hubieran sido otros mercados. Esas políticas son de sobrevivencia. A ningún economista se le puede ocurrir, en su sano juicio, hacer ese tipo de políticas.

Otro ejemplo de estas políticas de sobrevivencia es el de los peajes. El Gobierno demostró que no puede defender ni siquiera una caseta de peaje (en alusión al caso del peaje en la Carretera Central a la altura de Ticlio), cuando estos son necesarios para mantener las carreteras.

¿Qué debió haber hecho el Gobierno en ese caso?
Un Gobierno tiene que persuadir, convencer, tiene que tener autoridad porque a este paso se va a terminar controlando los precios de todos los productos, se va a evitar la aplicación de peajes y, si se hace eso, se está diezmando el comportamiento de los mercados.

¿Hay algún otro caso de políticas de sobrevivencia?
La última política de sobrevivencia de la administración PPK fue aprobar el alza de la remuneración mínima.

Por todo esto, decía que la línea de base que va a recibir la nueva administración (Vizcarra) es bien baja: una política económica inicial inadecuada en las que nadie creía, políticas económicas de sobrevivencia, con medidas que en el Perú no se hacen hace 20 años y que hoy se hacen en Venezuela. Y mejorar esta línea de base chata no va a ser tan complicado.

Hay que reconocer que los dos últimos ministros de Economía (Zavala y Cooper) abandonaron rápidamente las políticas iniciales, y si se persiste en eso la economía puede estar mejor.

Otro problema que se hereda del Gobierno de PPK es la debilidad política del Ejecutivo….
Parte de la política de sobrevivencia ha sido no hacer respetar los fueros del poder Ejecutivo. Están, por ejemplo, los casos de las políticas de pensiones (de las Fuerzas Armadas), la propuesta de nombrar a los CAS, que claramente atentan contra un precepto constitucional que dice que el Congreso no debe tener iniciativa de gasto.

Tengo la impresión de que parte de la política de sobrevivencia del Gobierno de PPK ha sido dejarse avasallar por el Congreso en estas políticas que no son apropiadas para el país.
Esto, al igual, que la línea de base tan baja, puede ser superado rápidamente por el Gobierno de Vizcarra y por eso es una oportunidad, una potencialidad para su Gobierno.

¿Qué otra ventaja recibe Vizcarra para su Gobierno?
Otro gran activo que va a recibir el nuevo Gobierno tiene que ver con la situación internacional que, comparado con el 2013, ha mejorado y va a seguir así. De lo que recuerdo es una de las pocas veces en la historia del Perú que, teniendo una situación externa tan favorable, tengamos una economía paralizada.

Los estudios existentes demuestran que gran parte de lo que ocurre en el exterior explica lo que ocurre con nuestro PBI, la inversión privada, la recaudación. Ese contexto internacional no puede estar mejor: la tasa de crecimiento de la economía mundial es la mejor en 12 años; el índice de precios de las exportaciones del Perú está creciendo a 13%, tanto en el 2016 como en el 2017 (por el aumento de los precios de los metales), se ha elevado el ingreso de capitales al sistema bancario, así como la inversión minera, entre otros.

Entonces, esta es una potencialidad que nos ha caído del cielo y va a ser un oxígeno que, si se usa bien, es una palanca que le va a permitir avanzar a la nueva administración del presidente Vizcarra. Otro activo que tendrá el nuevo presidente es la conformación del Gabinete ministerial.

¿Cómo así eso es una ventaja?
Cuando Kuczynski armó su último Gabinete ministerial fue muy difícil para él porque pocos querían colaborar con esa administración un poco desordenada, un poco caótica, sin rumbo.

Exagerando un poco, Vizcarra puede ser un Paniagua II, si lo hace bien, en términos de política macroeconómica, de reencausar el tema de Lava Jato y el club de la construcción (corrupción), de manera tal que no afecten tanto a la economía.

Posiblemente, la capacidad de convocatoria del nuevo presidente va a ser muchísimo mayor que la que tuvo el presidente Kuczynski cuando juramento el Gabinete de la ministra Aráoz. Creo que Vizcarra puede darse el lujo de convocar a los mejores en sus campos, de distintas tiendas políticas y armar un superequipo ministerial que puede incluso tener el beneplácito de la oposición congresal.

Entonces, sumando y restando los puntos en contra y a favor, el escenario para el futuro de la economía se ve mejor que el de hace unas semanas.