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Hábitos

Es lunes a primera hora. No descansaste bien durante el fin de semana por estar preocupado precisamente por las tareas que poco a poco se fueron acumulando en tu escritorio y deben estar listas para final de la tarde y, encima, tienes una reunión de dos horas a las 10 am, según

¿Te suena? El estrés puede aparecer cuando una persona se ve envuelta en una situación así en su lugar de trabajo.

El estrés en sí mismo no es malo, aunque todos lo pintan como el mayor enemigo de la salud. Ciertamente, la tensión afecta la calidad de vida de las personas a nivel tanto mental como físico, pues, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, puede traer como consecuencia enfermedades como una condición cardiovascular. Sin embargo, el estrés no es más que una reacción adaptativa que tiene tu cuerpo y tu mente y que te permite sobrellevar un poco más los cambios. Se convierte en algo negativo cuando perdura en el tiempo y parece que no lo puedes controlar.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un estudio reciente sobre el presión laboral en América Latina, “el estrés relacionado con el trabajo está determinado por la organización del trabajo, el diseño del trabajo y las relaciones laborales, y tiene lugar cuando las exigencias del trabajo no se corresponden o exceden de las capacidades, recursos o necesidades del trabajador o cuando el conocimiento y las habilidades de un trabajador o de un grupo para enfrentar dichas exigencias no coinciden con las expectativas de la cultura organizativa de una empresa”.

Lo cierto es que esto afecta directamente tu productividad laboral y también incide en tu vida personal.

Existen algunos métodos sencillos que te pueden ayudar a lidiar con el estrés e incluso a desestresarte por completo mientras estén trabajando. En vez de considerarlos una pérdida de tiempo, velos como una buena inversión en tu salud y hasta en las mismas entregas que tienes en tu lugar de trabajo, pues para que todo salga bien, ¡primero debes estar bien tú!

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