Exchange Hotel.
Exchange Hotel.

Las bolsas de valores ya no son lo que solían ser. Se nota con solo pisar la más poderosa del mundo, en Wall Street en Nueva York.

1. Stock Exchange Hotel, Mánchester

Los exfutbolistas del Manchester United Gary Neville y Ryan Giggs se asociaron con el hotelero maltés Winston Zahra para restaurar este edificio eduardiano a un costo de 18 millones de libras (US$23 millones). Después de cinco años de trabajos de planificación y renovación, abrió sus puertas como Exchange Hotel en noviembre.

2. Bourse de Commerce, París

Los franceses están convirtiendo su bolsa de productos básicos de hace 130 años, olvidada hace mucho tiempo por los parisinos, en un museo de arte contemporáneo. Después de múltiples retrasos, París finalmente abrirá Bourse de Commerce en junio, con un interior completamente transformado diseñado por el galardonado con el Premio Pritzker japonés Tadao Ando. Ando fue comisionado por el multimillonario francés François Pinault para crear el espacio que en parte albergue la extensa colección de arte privada de Pinault. “Al anidar nuevos espacios dentro de ella, respetando los recuerdos de la ciudad grabada en sus paredes, transformaré todo el interior del edificio en un espacio para el arte contemporáneo”, dice Ando en el sitio web del proyecto.

3. Exchange Hotel, Vancouver

El cambio de imagen de US$ 240 millones del edificio neogótico de la Bolsa de Comercio de Vancouver (VSE) en 475 Howe Street tomó tres años, un tiempo corto para sacudirse la reputación de la “capital de la estafa del mundo”, como apodó Forbes a la bolsa en 1989. El antiguo mercado, que cotizaba acciones de exploración minera, petrolera y de gas de pequeña capitalización, apenas reguladas, ahora alberga Exchange Hotel. En el vestíbulo encontrará los suelos de mármol hexagonales originales y los techos pintados a mano. En cuanto al infame piso de operaciones, ahora es un bar de cócteles clásico y descarado llamado Open Outcry.

4. Bergen Bors Hotel, Noruega

Inaugurado en 2017, el Bergen Bors Hotel es, sin lugar a dudas, el hotel más moderno de Bergen, y atrae a una multitud cosmopolita a la segunda ciudad más grande de Noruega. Ubicado en un edificio renacentista de 1862, el hotel de 127 habitaciones ocupa los pisos superiores del antiguo edificio de la bolsa de valores y tiene su propia versión del diseño escandinavo, con muebles minimalistas y paletas de colores neutros. La sensación es indudablemente moderna, con televisores inteligentes y cafeteras Nespresso. Pero en el pasado, este era un lugar para que los comerciantes intercambiaran acciones de compañías pesqueras, marítimas y petroleras.

5. Equinox, San Francisco

Es posible que no pueda dormir allí, pero ciertamente puede sudar en el edificio de la Bolsa de San Francisco en 301 Pine Street, que ahora es un gimnasio Equinox. El puesto avanzado de acondicionamiento físico fue una de las primeras conversiones, que data de 2004. La renovación mantuvo el exterior de estilo Moderne de la década de 1930 y la fachada de mármol de Yule, mientras intercambiaba las antiguas estaciones de trabajo de los corredores por elípticas elegantes, bicicletas de spinning amigables con la tecnología, un estudio de yoga, otro de pilates, bar de jugos y spa.

6. 123 Greenwich Street, Nueva York

El antiguo edificio de la Bolsa de Valores de Estados Unidos, también conocida como Amex, una vez rival de la Bolsa de Nueva York, ahora es un proyecto inmobiliario llsmado 123 Greenwich Street. Dirigido por GHC Development, el plan de US$ 65 millones para reutilizar el edificio se anunció en enero del 2018 como una empresa conjunta con Clarion Partners que comprende oficinas, locales comerciales y, para el 2021, un hotel boutique de alta gama. “Esta es una propiedad de la joya de la corona con un factor sorpresa que no se puede replicar”, dice el desarrollador inmobiliario de GHC, Allan Fried. “Queremos mantener la mayor perspectiva histórica posible, manteniendo intacto el exterior de piedra caliza marcada".

A principios de siglo, la Bolsa de Nueva York empleaba a unos 5,000 operadores para ejecutar todas las órdenes. Hoy en día, los únicos profesionales de finanzas que trabajan en el espacio marcado también cumplen una doble función como extras para ceremonias de campanas y programación en CNBC, que alquila parte del espacio. En realidad, la mayor parte de la acción de la Bolsa de Nueva York, con mucho el mayor intercambio del mundo medido por el valor de mercado, ocurre en su centro de datos al otro lado del río Hudson, en Mahwah, Nueva Jersey. Los centros de datos en Nueva Jersey albergan la mayor parte de la actividad bursátil de EE.UU.

"Los espacios físicos son solo estudios de televisión, ya que casi todas las operaciones se realizan en centros de datos", asegura Brad Katsuyama, director ejecutivo de The Investors Exchange (IEX), que procesa las operaciones en el centro de datos CenturyLink en Weehawken, Nueva Jersey.

Nueva York no es la única ciudad en desmantelar sus pisos de operaciones; ciudades como Manchester, París y Vancouver también lo han hecho. Después de que Nasdaq fuera pionera en el comercio electrónico en la década de 1970, dio paso a operaciones electrónicas en nanosegundos, por lo que los profesionales ahora confían en cables y velocidad, en lugar de gritar dentro de edificios neoclásicos o eduardianos.

Hoteleros y desarrolladores de todo el mundo han comenzado a utilizar estos espectáculos arquitectónicos para atraer a las masas a nuevos hoteles, museos y gimnasios. Los propietarios no solo están agregando una joya de la corona a su cartera, sino que esperan rendimientos saludables luego de pasar por el problema de actualizar las estructuras históricas, que generalmente vienen con tuberías y calefacción obsoletas.

"Desde el punto de vista de la inversión, introducir un nuevo uso a la bolsa es un movimiento audaz pero sabio", asegura Winston Zahra, director ejecutivo de GG Hospitality, que abrió el hotel Stock Exchange este mes en Manchester, Reino Unido. "¿Trofeo? Odio el término, pero la realidad es que estos edificios se consideran parte del legado de una ciudad. Hay un sentimiento de orgullo”. Su ático tiene una bóveda de banco para un armario. Barras de oro sirven como parte de la decoración y los fantasmas del pasado de los operadores aparecen en fotografías en tonos sepia a lo largo de las paredes.

Llámenlo destrucción creativa. Aunque a kilómetros de distancia, cada uno de estos intercambios comparte un hilo común. Los diseñadores y desarrolladores que los reformulan se atienen a la principal premisa del capitalismo: dejar atrás los vestigios de épocas anteriores para dar la bienvenida a algo nuevo.

Estas son seis bolsas que están teniendo una segunda vida.