MDN
aceptar la crítica

Ahí está, como una epidemia silenciosa.

Escondida entre miles de mensajes que brotan y brotan sin cesar de nuestros dispositivos digitales, creando un murmuro eterno: es la voz de nuestro tiempo. Ese zumbido permanente al que respondemos con likes, con comentarios, con retuits y etiquetas, según

Miramos cientos y cientos de mensajes cada día.

Nos detenemos en cada uno de ellos solo un par de segundos y reaccionamos para seguir consumiendo información, mientras jugamos al diálogo, a la crítica, al contacto con seres que, en verdad, jamás estuvieron ahí.

Se esconde detrás de las animaciones coloridas, de las galerías interminables y de los memes capaces de alegrarnos una y otra vez un mal día. Detrás de la dopamina que secreta el hipotálamo creando una adicción silenciosa que nos hace regresar hambrientos a esa pantalla en la que se refleja cada uno de los movimientos de nuestra vida.

Ahí está, ese deseo por mostrarnos siempre alegres, siempre ocurrentes, siempre viajeros, inteligentes y únicos. Los habitantes de un mundo feliz, en el que la vida es siempre positiva. Ese lugar en el que mostramos lo mejor de nosotros mismos para ser premiados eternamente con caricias y con likes.

En ese sitio la crítica no existe y todo aquello que se le parezca será calificado perpetuamente de trolleo. Resguardados por nuestras redes sociales, nos hemos acostumbrado a confundir los likes –¡o la falta de ellos!– con la crítica y cuando de pronto nos enfrentamos a ella, no sabemos cómo reaccionar.

Así, las certeras palabras en el mundo real de un profesor, de un colega o de nuestro jefe hacia nuestro trabajo, pueden resultar desmoralizantes y hundirnos en una profunda caverna de oscuridad y depresión.

Porque hoy ya no estamos acostumbrados a recibir una crítica. Despojados de la seguridad y protección de una pantalla, solemos sentirnos vulnerables y atacados al conversar con aquellos que, quizás, solo quieren ayudarnos. La mayoría de las veces no se trata de comentarios malintencionados y hay que saber estar preparados para aceptarlos y transformarlos en una fuerza de creación positiva.

PRIMER MANDAMIENTO: NO TE ENOJES

Cuando has dedicado tiempo y esfuerzo a crear algo nuevo, es natural que te pongas a la defensiva al darte cuenta de que tu trabajo es criticado. Respira hondo y no te enojes. Reconoce y agradece el tiempo que la otra persona ha dedicado a revisar tu trabajo. En lugar de enfadarte con ella y cerrarte a sus comentarios, y trata de entender qué es lo que ha encontrado en tu creación.

Recuerda que el hecho de poner atención a los comentarios de terceros no significa que tengas que aceptarlos. Jamás estarás obligado a compartir su punto de vista, pero al ser receptivo podrías descubrir aspectos que te permitirán mejorar la calidad del trabajo que con tanto empeño has hecho.

SEGUNDO MANDAMIENTO: EVALÚA LA UTILIDAD DE LO QUE TE ESTÁN DICIENDO

Al recibir una crítica, habrá cosas con las que puedas no estar de acuerdo. Es importante que sepas reconocer y filtrar la utilidad de cada uno de los comentarios antes de decidir qué hacer con ellos. Si algo no te queda claro, pregunta e indaga hasta que comprendas en su totalidad lo que el otro te quiso decir. Una vez que entiendas el punto de la retroalimentación, identifica aquellos aspectos que puedan tener un aporte real hacia tu trabajo y regresa a él para ver cómo aplicarlos.

TERCER MANDAMIENTO: NO SEAS SOBERBIO

A veces, en el enfado de recibir una crítica hacia nuestro trabajo, lo primero que hacemos es desacreditar al otro. Queremos ver trolleo en donde no lo hay. Si la crítica que recibes viene de alguien con conocimiento de causa, aprovéchalo. Que seas talentoso y bueno en lo que haces, no significa que seas dueño de la verdad absoluta. Si tienes la fortuna de recibir comentarios de alguien que, por alguna razón, tiene más experiencia que tú, no seas soberbio y date tiempo de analizar bien lo que te están diciendo antes de desacreditarlo.

CUARTO MANDAMIENTO: RECONOCE LAS BUENAS INTENCIONES

Una deformación que traemos del mundo digital, es sentir que quien se atreve a criticarnos, no es más que un troll. Esto no es cierto. Cientos de comentarios valiosos y bien intencionados se pierden y se erosionan cada día bajo la etiqueta del trolleo. Y aunque indudablemente podrías toparte con palabras y críticas mal intencionadas, la mayoría de la gente que se da el tiempo para revisar tu trabajo tiene buenas intenciones. Sí: eso incluye a tus profesores y jefes, a quienes muchas veces percibes como si gobernaran el mismísimo infierno. Aunque no lo creas, a ellos les interesa (más que a nadie) que hagas cada vez mejor tu trabajo. Su obligación es hacerte ver tus errores y áreas de oportunidad cuando las haya. No tomes las cosas de modo personal y busca siempre la manera de aprovechar los comentarios que estás recibiendo.

QUINTO MANDAMIENTO: POR FAVOR, NO EXAGERES

Acéptalo de una buena vez: no a todo el mundo le gustará tu trabajo. Esto podría confirmártelo hasta el más admirado escritor, pintor, futbolista o director de cine. Siempre habrá una voz tratando de verter sombras sobre tu luz y sí: a veces serán comentarios agresivos y destructivos. Junto con el éxito surgirá una pequeña horda de haters a los que, hagas lo que hagas, tu trabajo jamás convencerá. ¿Qué hacer con ellos? Acepta que existen y asegúrate de que su voz nunca te haga dudar de ti.

SEXTO MANDAMIENTO: AGRADECE LA CRÍTICA

Las palabras de los otros pueden guiarte y ayudarte a evolucionar una idea que se había quedado estancada. A diferencia de un “me gusta” la retroalimentación no es binaria y posee el encanto de los claro oscuros y los matices. Claro: a todos nos gusta la idea de sentir que aquello que creamos es simplemente perfecto, pero esto jamás será así. Toda creación tiene posibilidad de ser mejorada y toda tu fuerza debería de estar enfocada en ello. Así es que más que odiarla y renegar de ella, abraza a la crítica y utilízala para volverte cada vez más fuerte.

Reconócelo: una crítica profunda y bien intencionada vale más que un millón de likes.

TAGS RELACIONADOS