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Rusia 2018 Alemania

, eliminada en la primera fase de , tendrá ahora que analizar los motivos de un fracaso histórico.

Algunos están simplemente en el campo, con una defensa inestable y la ausencia de un auténtico goleador. Otros serán probablemente más complicados de detectar y evaluar, con la polémica que rodeó al equipo durante las semanas previas al torneo por el origen turco de dos de sus jugadores, Ilkay Gündogan y Mesut Özil.

El síndrome de los defensores del título
Más allá de cualquier superstición, Joachim Löw lo había dicho varias veces antes del torneo: "Conservar un título es lo más difícil".

Lo quieran o no, los alemanes han escuchado y han leído desde hace meses que eran imbatibles. Puede que hasta hayan terminado por creerlo. En cada partido amistoso sin brillar, se escuchaba lo mismo, casi como un mantra: "Somos un equipo de torneos, estaremos preparados en el Día D". Pero en Rusia-2018 han estado lejos de estar preparados: derrota 1-0 con México, agónica victoria con una pizca de suerte contra Suecia por 2-1 y desastre consumado con el 2-0 adverso frente a Corea del Sur.

Las decisiones del entrenador
Con la eliminación ya como una realidad, será el momento de analizar algunas decisiones del seleccionador . Le podrían reprochar no haber llevado al joven del Manchester City Leroy Sané. Nadie, en , tiene su capacidad para perforar defensas compactas con el simple dinamismo de sus regates.

La fidelidad de Löw a sus jugadores más experimentados ha sido calificada de "empecinamiento" por varios analistas. Özil fue titular en el partido decisivo ante Corea del Sur. Otros 'viejos guerreros' como Sami Khedira y Thomas Müller han estado casi invisibles en el Mundial, pese a la confianza ciega de su entrenador.

Esta eliminación podría marcar el final de una generación que tocó el cielo en Brasil-2014 y que en Rusia estuvo bien representada (Manuel Neuer, Mats Hummels, Jerome Boateng, Toni Kroos, Mesut Özil y Thomas Müller). Desgraciadamente para Alemania, los más jóvenes, como Leon Goretzka o Joshua Kimmich, todavía no parecen plenamente capacitados para tomar los mandos de la nave.

Un equipo desequilibrado
Las carencias defensivas provocaron la derrota inicial contra México. . Los amistosos de preparación ya habían mostrado ese problema, con los defensas centrales teniendo que enfrentarse a menudo a atacantes en uno contra uno.

En 2014, Löw había comenzado el torneo alineando cuatro defensas centrales en su línea de atrás, modificando las funciones de algunos de ellos. Le reprocharon entonces falta de aporte al ataque, pero al menos la estabilidad estaba asegurada. Durante aquel torneo en Brasil, Philipp Lahm se desplazó a la banda derecha, pero aquel capitán tenía experiencia y una lectura del juego que está lejos de la que tiene el joven Kimmich.

Arriba, la falta de efectividad fue evidente. Desde la retirada de Miroslav Klose, el plusmarquista de goles del Mundial (16), Alemania busca un delantero de garantías. En Brasil-2014, Müller actuó de 'interino' y en la Eurocopa de Francia-2016, donde Alemania fue semifinalista, la ausencia de un hombre nato de área fue letal el día de la eliminación ante los franceses en Marsella.

Alemania creyó demasiado rápido que Timo Werner, de 22 años y figura del Leipzig, iba a convertirse en el 'Bomber' del equipo en la próxima década. El año pasado sí destacó en la Copa de las Confederaciones, pero se ha quedado a cero en el Mundial.

El 'caso Erdogan'
Las semanas previas al Mundial no fueron tranquilas para el entorno de la selección, especialmente por el 'caso Erdogan'.

Özil y Gündogan, de orígenes turcos, se reunieron en Londres con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y las imágenes provocaron el enfado de muchos en Alemania.

El cuerpo técnico intentó arropar a sus jugadores en todo momento, pero ni políticos, ni prensa, ni hinchas terminaron nunca de olvidar el incidente, con reproches constantes de no respetar los valores alemanes.

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