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Para los croatas su divisa es más que un simple medio de pago, es un símbolo de su independencia. La kuna es para ellos una moneda estable.

Pese a formar parte de la Unión Europea, Croacia ha rechazado adoptar el euro. En Vukovar, al noroeste del país, aún quedan vestigios de la guerra civil con los serbios hace 30 años. La economía no termina de despegar.

Algunos atribuyen que la razón por la que el euro no se introduce en Croacia se debe a un esceptisismo erróneo respecto a un impacto negativo en la economía.

Se teme una bajada de los salarios y una subida de los precios.

Actualmente, son los 20 millones de turistas, que visitan el país anualmente, quienes más sufren el apego de los croatas a la Kuna; ya que cada vez que usan un cajero o cambian de divisa tienen que pagar comisiones.

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