Presidente, asuma el total liderazgo del país

"EFECTO TEFLÓN". La encuesta de la empresa Datum (publicada en esta edición) presenta conclusiones que deben ser interpretadas con sumo cuidado para entender lo que realmente está sucediendo en el país y lo que está demandando la población para vivir con menores sobresaltos.

Hay datos que se podrían entender como el lógico desencadenamiento de los acontecimientos políticos y sociales acontecidos en las últimas semanas. Por ejemplo, la mayor desaprobación del presidente del Consejo de Ministros y, en contraste de ello, el lento pero constante apoyo a los líderes de los partidos que no están en el Gobierno.

No obstante, hay un resultado que llama la atención, y es que pese a los problemas que genera el terrorismo y a las protestas con muertos de pescadores y de mineros ilegales, el presidente de la República apenas ha caído dos puntos porcentuales respecto a la medición de abril, que pueden ser tomados como el margen de error, manteniéndose en el 55% que también obtuvo en marzo.

Los analistas suelen llamar a esta situación como "efecto teflón", y los políticos, convencidos de que los ciudadanos no los considerarán responsables de los errores que se van cometiendo, siguen incidiendo en estos. En este caso, es probable que la mayoría de los peruanos observe que los culpables de tantos desastres sean los ministros y su ineficacia, los revoltosos que bloquean carreteras, el terrorismo asesino y su aliado el narcotráfico, pero no el jefe de Estado que, dicho sea de paso, actúa con prudencia y se expone lo menos posible ante los medios de comunicación. A fin de cuentas, sus ministros y, sobre todo, su primer ministro, deben actuar como los parachoques de toda crisis.

No obstante, esa posición no siempre funciona satisfactoriamente. Por lo pronto, se observa que cada crisis social o política está acabando con un gabinete. Ocurrió con el de Salomón Lerner, a raíz de las protestas en Cajamarca, y ocurrirá con el de Óscar Valdez. Este "cortoplacismo" de los equipos de gobierno podría generar una crisis política de insospechadas consecuencias, lo que exige, ahora, que el presidente de la República asuma el completo liderazgo del país.