El virtual triunfo de Fernández generó la satisfacción de seguidores que esperan que se reimplanten políticas sociales que durante las presidencias de Fernández de Kirchner y su fallecido esposo Néstor Kirchner (2003-2007) les garantizaron mayor nivel adquisitivo y bienestar. (Foto: AFP)
El virtual triunfo de Fernández generó la satisfacción de seguidores que esperan que se reimplanten políticas sociales que durante las presidencias de Fernández de Kirchner y su fallecido esposo Néstor Kirchner (2003-2007) les garantizaron mayor nivel adquisitivo y bienestar. (Foto: AFP)

El presidente y el opositor se reunieron el lunes para iniciar una transición que garantice la estabilidad de Argentina, ante la incertidumbre existente en el mercado sobre el impacto que tendrá el regreso del kirchnerismo al poder en una economía en crisis.

Inicialmente, sin embargo, la ventaja irreversible de Fernández sobre el conservador Macri en las elecciones presidenciales no había generado la mañana del lunes ninguna reacción negativa en los mercados: el principal índice de la bolsa de valores argentina subía 1.86% y el dólar se mantenía en el mismo nivel que al cierre del viernes pasado, a 65 pesos por unidad.

Fernández, acompañado en la fórmula por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), obtuvo 48.10%, según el conteo del 97.13% de las mesas escrutadas. Macri alcanzó 40.37% de los votos, lo cual le daría el triunfo al opositor en primera vuelta. Este resultado deberá ser confirmado por la justicia electoral en los próximos días.

Si bien Macri no se garantizó la reelección, recibió un respaldo que hasta hace pocos días las encuestas no vaticinaban. De hecho, se pensaba que la diferencia entre ambos sería de más de 15 puntos porcentuales. Los analistas señalan que ese resultado permitirá al actual oficialismo contrarrestar el poder del kirchnerismo en el Congreso.

El gobierno difundió una imagen en que se podía ver ambos políticos sonriendo y estrechándose las manos en una de las dependencias de la casa de gobierno. No trascendió aún el contenido de la conservación que mantuvieron, aunque el mandatario adelantó la víspera que la idea es asegurar una transición “ordenada” en un escenario complejo por la crisis.

Por lo pronto, el anunció un endurecimiento de las restricciones para la compra de dólares, cuyo propósito es evitar la salida de divisas durante el periodo previo al traspaso del poder, que ocurrirá el 10 de diciembre.

Según la nueva norma, los ahorristas particulares podrán comprar sólo US$ 200 por mes a través de operaciones bancarias por internet, en lugar de los US$ 10,000 que estaban permitidos desde la primera restricción implementada el 1 de setiembre. Para las operaciones en efectivo, el límite es de US$ 100 mensuales.

El banco había acelerado la venta de divisas en los últimos días para contener la devaluación del peso en un marco de incertidumbre electoral, lo que drenó el nivel de reservas, que en la actualidad están en torno a los US$ 43,000 millones.

El virtual triunfo de Fernández generó la satisfacción de seguidores que esperan que se reimplanten políticas sociales que durante las presidencias de Fernández de Kirchner y su fallecido esposo Néstor Kirchner (2003-2007) les garantizaron mayor nivel adquisitivo y bienestar.

El empleado Roberto Gonzalez dijo que se levantó “muy contento y con esperanza por los cambios que van a venir teniendo en cuenta lo que significa incluir desde todos los lugares a un montón de gente que hoy está postergada”.

Pero inversores afrontan inquietos el devenir de las próximas semanas en un escenario de recesión económica e inflación acumulada de 37.7% en los primeros nueve meses del año y un aumento de la pobreza, que afecta al 35.4% de la población.

Uno de los mayores temores es cuál será la influencia de la exmandataria en la elección de los integrantes del futuro gobierno de Fernández, quien se desempeñó como su jefe de gabinete durante su primer mandato y fue designado en mayo por ella como candidato para competir en las elecciones.

Según Daniel Kerner, director de América Latina en Eurasia Group, es probable que “surja una batalla” entre el bando más moderado encabezado por Fernández y varios dirigentes y gobernadores provinciales peronistas y uno liderado por la expresidenta y quien fuera su ministro de Economía, Axel Kicillof, de tendencia más populista y el más votado en las elecciones para gobernador en la provincia de Buenos Aires, la mayor del país.

“Cristina y Kicillof parecen estar a cargo de las comunicaciones y los mensajes. Y ambos fueron muy claros en que los ajustes y las políticas económicas ortodoxas no son parte de la dirección deseable. Esto probablemente apunta a una difícil negociación interna”, dijo Kerner.

“Cristina no tendrá mucho poder formal, pero es la líder simbólica del movimiento...y querrá asegurarse de tener voz en las decisiones estratégicas”, añadió.

Las expectativas a una reacción negativa de los mercados tienen como antecedente al día después a las primarias del 11 de agosto, cuando Fernández logró el primer lugar con una diferencia de 15 puntos sobre Macri. El resultado derrumbó el peso argentino, lo que recalentó la inflación y agudizó la crisis social.

Pese a ciertos temores del mercado sobre el posible retorno de las políticas populistas bajo Fernández de Kirchner, ese escenario es improbable, según algunos analistas.

“Hoy Argentina simplemente no tiene las condiciones económicas para un gasto no controlado, como lo hizo bajo los gobiernos de Cristina Kirchner. Esto no será una repetición de su presidencia. Es un momento particular y un entorno regional y global muy diferente que hace ocho, o incluso cuatro, años atrás”, afirmó Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, con sede en Washington.

Macri sería el primer presidente no peronista en concluir su mandato. Hasta ahora ningún otro lo ha logrado por golpes de Estado o crisis económicas. Analistas coinciden que para ello será vital el diálogo con Fernández y las medias que adopte para contener el precio del dólar.

Tanto Macri como Fernández deben lidiar con la ansiedad de los tenedores de bonos de deuda argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que desembolsó más de US$ 56,000 millones en el 2018 y ya avisó que aguardaba por la elección de un nuevo gobierno para discutir cómo se devolverá ese préstamo.

Tanto Alberto como Cristina Fernández son férreos críticos de las políticas del FMI, pero en ningún momento han dicho que no pagarán al fondo.

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