Antes de las cargas, el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, quien posteriormente debió ser atendido por los servicios médicos al quedar tendido en el suelo en medio de las protestas.
Antes de las cargas, el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, quien posteriormente debió ser atendido por los servicios médicos al quedar tendido en el suelo en medio de las protestas.

Convocados por organizaciones de izquierdas y sindicales, varios miles de personas se concentraron este miércoles frente a la sede del Congreso de Argentina en Buenos Aires, durante la primera sesión de debate de la denominada ‘ley ómnibus’, proyecto estrella del Ejecutivo del libertario Javier Milei.

La movilización transcurrió sin incidentes hasta pasadas las 17.30 horas (20.30 GMT), cuando los manifestantes cortaron el tráfico frente a la sede parlamentaria, incumpliendo el estricto protocolo de seguridad y motivando la actuación de los efectivos policiales que cargaron contra los concentrados.

Antes de las cargas, el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, quien posteriormente debió ser atendido por los servicios médicos al quedar tendido en el suelo en medio de las protestas, aseguró a EFE que la movilización de este miércoles es “una continuidad del gran paro del 24 de enero contra los paquetes de medidas de Milei”.

En realidad son un plan y una ofensiva contra los trabajadores y contra el régimen de libertades de la democracia”, aseguró el dirigente a propósito de los paquetes de medidas planteados por el mandatario, con los que el Ejecutivo pretende desregular la economía argentina y concentrar amplios poderes legislativos.

Belliboni ya lideró la primera gran protesta contra las medidas de Milei el pasado 20 de diciembre, en el aniversario del inicio de la crisis social, económica y política de Argentina en 2001.

Precisamente, el líder social comparó las protestas que están viviéndose ahora con las que se desarrollaron entonces.

Comienza una era de gran resistencia popular. Se están empezando a constituir asambleas populares y esto está siendo algo parecido a 2001, cuando se acuñó el lema ‘piquete y cacerola, la lucha es una sola’”, consideró a EFE.

Pese al sofocante calor, lo cierto es que en las movilizaciones de este miércoles frente al edificio del Congreso, vallado desde primera hora de la mañana y rodeado por un fuerte operativo policial, se dejaron ver organizaciones muy diversas que protestaron contra los distintos aspectos de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos.

Entre estas asociaciones se encontraba el grupo de padres de niños con trastornos del espectro autista autoconvocados (TDG Padres TEA), que consideran que la ‘ley ómnibus’ “viene a llevarse los derechos de las personas con discapacidad”.

Karina, madre de un niño autista, consideró a EFE que la aprobación del paquete de medidas podría “dejar fuera a miles de familias y a hijos sin tratamiento y sin acceso a los servicios sanitarios y sociales”.

En este sentido, las familias de las personas con discapacidad señalaron que el encarecimiento del precio de los combustibles también está afectando a los transportistas que asisten a estas personas, que no pueden desempeñar sus funciones por razones económicas.

Pretende modificar la Ley de Salud Mental y volver a crear manicomios para institucionalizar a las personas”, puntualizó Karina.

Antes de que la tensión entre los agentes de la Gendarmería Nacional y los manifestantes aumentase y tuviesen lugar las cargas y los lanzamientos de gas pimienta a los manifestantes, un grupo de jubilados se acercó al centro de la movilización.

Portaban pancartas y una figura de Milei con serpientes enmarañadas en su melena y un mensaje crítico: “La casta son los jubilados”.

Noelia Guzmán, presidenta del Centro de Jubilados de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), dijo a EFE que las medidas de Milei “provocan que (los jubilados) sean cada vez más pobres”.

Según la dirigente, un jubilado argentino necesita 400,000 pesos (US$ 484.07) mensuales para poder vivir dignamente en el país suramericano.

Estamos cobrando 100,000 (US$ 121.01) y no tenemos cubierta la asistencia a nuestras enfermedades. Este Gobierno nos quiere matar y llevar a la ruina”, concluyó entre el ruido de la pirotecnia, los cánticos y algún tímido ‘cacerolazo’.

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