China
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Cuando un jugador de cartas redobla una apuesta de alto riesgo, ¿es una señal de fuerza o se sobrepasó en su jugada?

Eso es lo que los inversores tienen que preguntarse después de que el presidente amenazara con imponer aranceles sobre otros US$ 100,000 millones de importaciones chinas.

En cierto sentido, tal medida, si se aplica, podría cambiar el rumbo de este conflicto a favor de Washington.

Los aranceles recíprocos de Pekín, al sumarlos a los US$ 53,000 millones en productos que ya están bajo amenaza, llevarían al límite máximo la capacidad de para tomar represalias a través de medidas convencionales. Las importaciones chinas desde Estados Unidos han superado los US$ 153,000 millones en solo dos años desde que se unió a la en el 2001, y luego solo por unos pocos miles de millones.

En tanto, EE.UU. aún podría amenazar con otros US$ 350,000 millones aproximadamente en comercio de productos en la otra dirección, gracias a su profundo déficit comercial con la República Popular.

Sin embargo, eso supone que China solo recurrirá a los medios convencionales. La experiencia reciente sugiere lo contrario. Tomemos la experiencia de

El fabricante de automóviles de Corea del Sur fue la segunda marca más grande en China durante gran parte de la última década antes de que las tensiones sobre la decisión de Seúl de desplegar un escudo antimisiles contra Corea del Norte alcanzaran su punto máximo a principios del año pasado.

Con la velocidad del rayo, los medios estatales y las cuentas de las redes sociales desencadenaron un boicot no oficial hacia los productos coreanos. Yang Bingyang, una exmodelo conocida en internet como Ayawawa, tomó una pausa en sus consejos de belleza y relaciones para llamar a sus 2.7 millones de seguidores en Weibo a unirse al boicot. "Cancelaré mis viajes a Corea del Sur y dejaré de cooperar con las empresas coreanas... ¡cada centavo que gastamos es un voto sobre nuestro mundo futuro!", según citó la publicación estatal Global Times a la modelo.

Los eventos dieron un giro aún más oscuro cuando las tensiones entre China y Japón aumentaron en el 2012 por la propiedad de las disputadas islas al noreste de Taiwán. Multitudes nacionalistas saquearon un concesionario de y prendieron fuego a una fábrica de Panasonic Corp.

Hay muchas formas en que China podría ejercer presión en ese sentido. EE.UU. es el mayor inversor no asiático en China, con alrededor del 3% de la inversión extranjera directa, avaluada en aproximadamente US$ 41,000 millones en el 2016. Como ha aprendido Hyundai por experiencia propia, los activos en China pueden perder rápidamente su valor si estás en la lista negra de Pekín.

El impacto podría sentirse mucho más allá de los sospechosos habituales. La mayoría de los negocios de EE.UU. con ingresos sustanciales en China hasta ahora se ha librado de las represalias del país, pero las compañías de tecnología como Apple Inc., Qualcomm Inc. e Intel Corp. están directamente en la línea de fuego si las cosas se agudizan.

, General Electric Co. y United Technologies Corp., cuyos negocios aeroespaciales chinos de gran peso hasta ahora se han salvado en gran medida, también podrían caer en la mira. Caterpillar Inc. corre el riesgo de quedar fuera de la bonanza en infraestructura que conlleva la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda.

Otras empresas también podrían verse afectadas por acciones locales que apenas intervengan en el comercio formal de bienes.

Las Vegas Sands Inc., controlada por el mayor patrocinador político conservador del 2016, Sheldon Adelson, técnicamente no exporta mucho a China, pero si las autoridades de Macao decidieran despojarle la licencia para sus casinos que debe renovar en el año 2022, la compañía podría perder tres quintos de sus ingresos en un santiamén.

Sólo unos pocos miles de los cuatro millones de automóviles que General Motors Co. vende en China cada año son importados desde EE.UU., pero la experiencia de Hyundai demuestra que el saldo fabricado localmente podría recibir un duro golpe. Coca-Cola Co. tiene solo alrededor del 5% de sus activos netos en China gracias al uso de embotelladores locales propiedad de Cofco Corp. y Swire Pacific Ltd., pero no quiere sufrir un boicot de los consumidores en el tercer mercado más grande de Coca-Cola Co.

En teoría, EE.UU. podría tener la jugada más fuerte. Aún así, cualquier jugador de póker sabe que no se gana obteniendo las mejores cartas, sino conociendo las debilidades de sus oponentes. El arma más poderosa de Pekín, que perjudicaría a las principales compañías para hacer quedar mal al presidente Trump ante la comunidad empresarial estadounidense, apenas ha sido tocada aún en este conflicto.

Si las apuestas aumentan, China tiene algunas cartas potentes bajo la manga.

Por David Fickling

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.