(Foto: Reuters)
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China reducirá la cantidad de efectivo que los bancos deben mantener como reserva, liberando alrededor de 1 billón de yuanes (US$ 154,190 millones) en liquidez a largo plazo para apuntalar la recuperación económica posterior al COVID-19, que está comenzando a perder impulso.

El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) dijo en su sitio web que recortará el coeficiente de reserva obligatoria (RRR) para todos los bancos en 50 puntos básicos a partir del 15 de julio.

La segunda economía más grande del mundo se ha recuperado en gran medida a sus niveles de crecimiento previos a la pandemia, impulsada por un sector sorprendentemente resistente. No obstante, la expansión está perdiendo fuerza y las empresas más pequeñas están soportando la peor parte del reciente aumento de los precios de las materias primas.

Muchos analistas creen que la demanda liberada tras los cierres por el COVID-19 alcanzó su punto máximo y que las tasas de crecimiento empezarán a moderarse en la segunda mitad del año, lastradas por el debilitamiento de las exportaciones, el avance de los precios al productor y la constante regulación de Pekín sobre el mercado inmobiliario.

“Lo veo más o menos como un ajuste más que como una señal de que se avecina una mayor relajación monetaria”, dijo Elwin de Groot, de Rabobank. “Ya se había sugerido hasta cierto punto, porque habíamos visto un ajuste en los chinos y esto es básicamente para aliviar estas presiones”.

El PBOC dijo que su política monetaria prudente se mantuvo sin cambios. Parte de la liquidez liberada ayudará a las instituciones financieras a reembolsar los préstamos del programa crediticio a mediano plazo que vencen y a reducir la presión de liquidez causada por el pago de impuestos, indicó.

El banco central dijo que el RRR promedio ponderado para las instituciones financieras chinas caerá a 8.9% después del recorte. Los bancos que estén sujetos a un RRR del 5% estarán exentos del nuevo recorte.

El Banco Popular de redujo los encajes bancarios por última vez en abril del año pasado, cuando la economía china aún se veía muy afectada por la crisis del coronavirus. A medida que la actividad presentó un fuerte repunte, el organismo cambió a una orientación de restricción moderada.