Donald Trump
Donald Trump

Los aranceles del acero y el aluminio propuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no causarán demasiado daño a China. Si realmente quiere asestar un golpe en la nación comercial más grande del mundo, tendría que apuntar a la electrónica, los juguetes y los textiles.

Los metales representaron solo el 5.1% de las importaciones estadounidenses desde China en 2016, según datos del Banco Mundial, mientras que la maquinaria y los productos electrónicos correspondieron al 48%. Artículos diversos como muebles y juguetes representaron el 16.5% de las importaciones. En tanto, los textiles y la ropa constituyeron el 8.6%.

Los datos muestran que Trump está atacando las importaciones incorrectas si quiere reducir el enorme déficit comercial con China, y que hacerlo requeriría medidas contra productos de mayor valor. El problema es que los aranceles sobre productos como la electrónica se propagarían a lo largo de una vasta cadena de suministro global, perjudicando a los aliados de EE.UU., desde Japón hasta Corea del Sur y Taiwán.

"Si Trump realmente quiere afectar las exportaciones de China a EE.UU., tendrá que ir más allá de los pequeños paneles solares a artículos costosos como productos electrónicos y de telecomunicaciones", dijo Louis Kuijs, economista jefe de Asia de Oxford Economics en Hong Kong. "Cualquier intento serio de reducir el déficit comercial de EE.UU. con China tendrá que centrarse en las grandes categorías".

Trump dijo el jueves que Estados Unidos aplicará aranceles a las importaciones de acero y aluminio para proteger la seguridad nacional, una importante escalada de su agenda comercial de línea dura que podría afectar a los productores desde Europa hasta Asia y provocar represalias globales. Dijo que planea firmar un decreto formal la próxima semana que impondrá aranceles del 25% sobre el acero importado y del 10% sobre el aluminio.

El anuncio se realizó el mismo día en que el principal asesor económico del presidente chino Xi Jinping, Liu He, se reuniría con el equipo económico de Trump en Washington: el asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, el representante de comercio de EE.UU., Robert Lighthizer y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.

Los aranceles pueden provocar represalias de China, el mayor productor mundial de acero y aluminio. En una declaración el viernes, Wang Hejun, director de la oficina de investigación y soluciones comerciales del Ministerio de Comercio de China, dijo que las restricciones tendrían "un gran impacto" en el orden comercial internacional.

"Si las medidas de EE.UU. afectan a China, la nación tomará medidas con otros países afectados para proteger nuestros propios intereses", dijo. EE.UU. utiliza principalmente las importaciones chinas de acero y aluminio en productos de gama media y baja que no afectan la seguridad nacional, agregó Wang.

Wen Xianjun, vicepresidente de la Asociación de la Industria de Metales No Ferrosos de China, también dijo que China y otros países tomarían medidas de represalia relevantes, según un mensaje de WeChat a Bloomberg el viernes.

Pekín ya lanzó una investigación sobre las importaciones de sorgo de EE.UU. y está estudiando si restringir los envíos de soja de EE.UU., objetivos que podrían perjudicar el apoyo hacia Trump en algunos estados agrícolas. Si bien China representa solo una fracción de las importaciones estadounidenses de los metales, se lo acusa de inundar el mercado mundial y de bajar los precios.

Lo que dicen nuestros economistas…
"Las exportaciones totales de acero y aluminio de China equivalen aproximadamente al 0.5% del PIB, la mayor parte de eso es acero", escribió en una nota Tom Orlik, economista jefe de Asia para Bloomberg en Pekín. "En relación con los temores de la retórica de campaña electoral de Trump, en la que amenazó con un arancel general del 45% para todas las importaciones desde China, estas medidas son extremadamente limitadas".

Trump advirtió esta semana que EE.UU. usará "todas las herramientas disponibles" para evitar que el modelo económico impulsado por el estado de China socave la competencia global. Sin embargo, en lo que respecta al comercio con China, las acciones contra el acero, el aluminio y los paneles solares muestran que aún no ha sacado la artillería pesada.