En el informe anual del Centro Nacional de Estadísticas de Salud estadounidense más reciente, abundan las señales de un deterioro de la salud masculina.
Según los datos, la esperanza de vida al nacer para los hombres disminuyó a 76.1 años en 2017 desde 76.5 en el 2014. A los 65 años, se proyecta que los hombres vivan otros 18.1 años frente a los 20.6 años para las mujeres.
Estas y otras conclusiones del informe anual, que hace un seguimiento de la salud de la población de Estados Unidos según distintas mediciones, tienen implicaciones para la productividad, los salarios y la economía en general.
Estos son otros aspectos destacados del informe publicado el 30 de octubre:
Esperanza de vida
La esperanza de vida ha disminuido en los distintos segmentos demográficos de Estados Unidos. Las estimaciones para blancos, negros e hispanos cayeron a 78.5, 74.9 y 81.8 respectivamente en el 2017, después de haber alcanzado su punto máximo en el 2012 o 2014 para esos grupos.
La disminución de la esperanza de vida se debe en parte a las muertes por desesperación. Del 2007 al 2017, la tasa de mortalidad por sobredosis de drogas aumentó un 82%, a 21.7 muertes desde 11.9 por 100,000 individuos. Durante el mismo período de 10 años, las tasas de suicidio aumentaron un 24%, a 14.0 muertes desde los 11.3 por cada 100,000 habitantes.
Las muertes por sobredosis entre los hombres eran casi el doble de la tasa de mortalidad femenina en 2017 y las tasas entre los hombres prácticamente se han duplicado desde el 2007. Los aumentos recientes fueron especialmente pronunciados entre los hombres de 25 a 34 años y de 35 a 44 de edad, según el informe.
Si bien las tasas de sobredosis de drogas por cada 100,000 habitantes son considerablemente más bajas para las mujeres, en los últimos años los grupos de edad más jóvenes han registrado un marcado aumento. La tasa de mortalidad por sobredosis de drogas aumentó alrededor del 17% al año entre las mujeres de 15 a 34 años.
Los suicidios entre los estadounidenses también han aumentado considerablemente: desde los 26,869 en 1980 a 47,173 en el 2017. En el 2017, fue la segunda causa principal de muerte, después de los accidentes, para los grupos de edades jóvenes (10-14, 15-19 y 20-24) y alcanzó un récord, con un impacto en particular para los hombres jóvenes.
Mala salud
Muchos estadounidenses sufren de mala salud. Alrededor de una tercera parte de los adultos padecen una afección que limita su vida diaria, lo cual es una preocupación a medida que la población envejece. El número de adultos mayores de 65 años con problemas de salud, lo que afecta a las familias y aumenta la presión sobre los servicios de salud y la atención social, aumentó desde los 14.7 millones en el 2010 a 20.4 millones en el 2017.
El uso de cigarrillos electrónicos entre los estudiantes de secundaria se ha disparado en esta década al 20.8% en 2018 desde 1.5% en el 2011. La tasa casi se ha duplicado en el último año desde el 11.7% en el 2017, según los datos.
Obesidad
Desde 1999–2000 a 2015–2016, la prevalencia de obesidad ajustada por edad entre los hombres aumentó del 27.4% al 38.1%. Para la mujer estadounidense, la situación es aún peor: la prevalencia de obesidad entre ellas aumentó del 33.3% al 41.2%.
La obesidad adulta se correlaciona con tasas de mortalidad más altas, ya que a menudo está asociada con aumentos de la hipertensión, niveles altos de colesterol, diabetes tipo 2 y otras afecciones de salud como el asma, la apnea del sueño y problemas en las articulaciones.
Muchos problemas asociados con la mala salud se derivan de menores ingresos.
Los adultos con bajos ingresos tenían más probabilidades de retrasar o no recibir la atención médica necesaria debido a los costes. Si bien el 7.4% de los estadounidenses retrasó o no recibió la atención médica necesaria debido al coste asociado, esa cifra es inferior al 10,9% en 2010. Los estadounidenses desembolsaron per capita US$ 10,739 en gastos de salud en el 2017.
No obstante, también hay algunas buenas noticias en el informe. Aunque las enfermedades coronarias siguen siendo la causa más común de muerte, las tasas de mortalidad por enfermedad cardíaca y cáncer han disminuido aproximadamente un 15% entre 2007 y 2017. Según el informe, las muertes por accidentes cerebrovasculares en hombres y mujeres disminuyeron un 13.6%, principalmente debido a una mejor prevención, diagnóstico y tratamiento.