(Foto: AFP)
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Si se sintoniza la conservadora , la cadena favorita del presidente republicano : nunca hubo orden directa del mandatario de retener la ayuda militar a Ucrania. Si se salta de canal y se pasa a la MSNBC, su más feroz crítica, la realidad es otra: se actuó bajo los deseos expresos del mandatario.

Bajo la Presidencia de Trump, gran amante de la televisión, la pequeña pantalla se ha convertido en uno de los principales campos de batalla política y reflejo de la brutal brecha entre los seguidores y detractores del mandatario republicano.

La televisión como campo de batalla político

De hecho, las audiencias en la investigación para la apertura de un juicio político a Trump se han convertido en un enorme espectáculo televisivo, con maratonianas transmisiones en directo e interpretaciones totalmente distintas en función del canal seleccionado.

Desde el bando demócrata, Dan Pfeiffer, un estratega que fue asesor del expresidente (2009-2017), remarca que la eficacia de estas comparecencias dependerá en gran parte de cómo se adapte a las peculiaridades del lenguaje audiovisual.

"Necesita estar escrito como una serie de televisión. No solo en los varios episodios, no solo en qué orden los testigos son ordenados, también en cómo escribimos los episodios mismos", apunta Pfeiffer, en su programa de radio Pod Save America.

La contundente comparecencia del embajador de , Gordon Sondland, este miércoles ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes ha dejado en evidencia el aparente relativismo alimentado por las cadenas televisivas en función de su inclinación política.

"¿Hubo 'quid pro quo'? Respecto a la llamada solicitada de la Casa Blanca y la reunión de la Casa Blanca, la respuesta es sí", dijo el diplomático en referencia a la expresión latina para designar algo que se recibe a cambio de otra cosa que se ha convertido ya casi en parte del vocabulario popular en Estados Unidos.

Más allá de los objetivos de las televisiones, las pesquisas de la Cámara Baja pretenden determinar si Trump bloqueó de manera intencionada la entrega de ayuda militar de US$ 400 millones a Ucrania para obtener una investigación de Kiev sobre el exvicepresidente demócrata Joe Biden y los negocios de su hijo Hunter en ese país.

La verdad según el canal desde el que se mire

Rápidamente, tras las palabras de Sondland, que fue designado personalmente por Trump, los mensajes en las cadenas de televisión reflejaron el viejo adagio de que "todo es del color del cristal con que se mira".

"Sondland: El presidente Trump nunca me dijo directamente que la ayuda estuvo ligada al anuncio de investigaciones", destacaba apenas minutos después la cadena Fox, gran aliada de Trump y la de mayor audiencia en el país

Por su lado, desde la MSNBC, de tendencia demócrata, la realidad era presentada de manera diametralmente opuesta.

"Sondland: Seguimos los deseos y las órdenes del presidente", subrayaba.

Para Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa, estas diferentes interpretaciones muestran "cómo el sistema político y la base electoral en Estados Unidos están profundamente divididas" y recalcan la persistente relevancia de la televisión aun en la era digital.

"La televisión se ha mantenido como el medio de comunicación más poderoso. Las redes sociales son importantes, pero ver y escuchar en directo el testimonio es muy poderoso", explica Schmidt.

Aunque reconoce la destreza de Trump en el uso del lenguaje televisivo, Schmidt apunta que el mandatario ha comenzado “a perder el control del relato debido a que las audiencias han mostrado la deserción de algunas personas que se suponía que eran testigos republicanos, pero que ha resultado que corroboran las acusaciones de 'quid pro quo”.

Quizá acorralada, la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, aprovechó el panorama para refugiarse en una brumosa metáfora y asegurar en un breve comunicado que “los demócratas siguen persiguiendo fantasmas”.