Huawei es una de las pocas empresas capaces de construir redes 5G y es ampliamente considerada como la opción más avanzada para las transferencias de datos ultrarrápidos. (Foto: Reuters)
Huawei es una de las pocas empresas capaces de construir redes 5G y es ampliamente considerada como la opción más avanzada para las transferencias de datos ultrarrápidos. (Foto: Reuters)

Los reguladores estadounidenses estimaron que a las pequeñas empresas de telecomunicaciones podría costarles más de US$ 1,800 millones retirar y reemplazar los equipos de Huawei y ZTE, empresas chinas acusadas por Washington de representar una amenaza a la seguridad del país.

La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ha clasificado a los gigantes tecnológicos chinos como amenazas a la seguridad nacional y los operadores tienen prohibido utilizar el Fondo de Servicio Universal para comprar sus equipos.

Una evaluación de la FCC sobre la cantidad de redes respaldadas por el fondo federal que dependen del hardware y los servicios de y ZTE estimó que una purga podría costar un total superior a US$ 1,840 millones.

“Una vez más, insto encarecidamente al Congreso a que asigne fondos para reembolsar a los operadores el reemplazo de cualquier equipo o servicio que se considere una amenaza para la seguridad nacional para que podamos proteger nuestras redes y las innumerables partes de nuestra economía y sociedad que dependen de ellas”, dijo el presidente de la FCC, Ajit Pai, en un comunicado.

Huawei es una de las pocas empresas capaces de construir redes 5G y es ampliamente considerada como la opción más avanzada para las transferencias de datos ultrarrápidos detrás de tecnologías como los automóviles autónomos.

El operador de telefonía móvil estadounidense Verizon, que se encontraba entre los ejemplos mencionados por la FCC, ha destinado hasta ahora unos US$ 1,900 millones a acelerar su implementación de servicios de telecomunicaciones 5G.

Las son presentadas como la promesa de un salto exponencial en la cantidad y velocidad de los datos inalámbricos, lo que permite avances en vehículos autónomos, realidad virtual y salud conectada, entre otros sectores, a medida que los sensores y servidores se comunican instantáneamente.

Estados Unidos está detrás de otros países, como y Corea del Sur, en la implementación de esta tecnología potencialmente transformadora.

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