El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba asistió a la última Cumbre, en Perú, en el 2018, en la que Trump no participó. (Foto: Andina)
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba asistió a la última Cumbre, en Perú, en el 2018, en la que Trump no participó. (Foto: Andina)

Es improbable que el gobierno del presidente estadounidense invite a los líderes de los regímenes no democráticos de , y a la próxima , dijo el subsecretario de Estado Brian Nichols, que esquivó preguntas sobre un eventual papel del líder opositor de Venezuela en el encuentro.

La cumbre, que se realizará en Los Ángeles a principios de junio, estará centrada en la defensa de la democracia y los derechos humanos en el hemisferio occidental, aunque también tratará la migración irregular, el cambio climático y los esfuerzos para garantizar un crecimiento equitativo a medida que la región emerge de la pandemia de COVID-19, afirmó.

El principal diplomático estadounidense en el hemisferio occidental señaló que aún no se habían enviado las invitaciones, pero aventuró que ni el ilegítimo presidente Nicolás Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua ni Miguel Díaz-Canel de Cuba formarían parte del evento y que la mayoría de los países de la región los consideran antidemocráticos. “Es poco probable que estén allí”, dijo.

Cuando se le presionó, Nichols se negó a decir si se invitaría al líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien Estados Unidos reconoció como el líder legítimo de Venezuela en el 2019, y sólo dijo que se tomaría una decisión “pronto”. “La Casa Blanca determinará quién está invitado”, agregó.

La intriga sobre el papel de Guaidó se produce cuando la administración de Biden ha dado pasos tentativos para volver a hablar con lo que Nichols llamó el “régimen” de Maduro. En marzo, tres altos funcionarios estadounidenses, incluido Juan González del Consejo de Seguridad Nacional, viajaron en secreto a Caracas para reunirse con Maduro.

La visita fue motivada en parte por las preocupaciones de seguridad nacional de Estados Unidos a raíz de la invasión rusa de Ucrania, que ha renovado el interés en Venezuela, un aliado de Rusia que cuenta con las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Maduro correspondió liberando a dos prisioneros estadounidenses y prometiendo reanudar las negociaciones con sus oponentes. Sin embargo, tras las críticas de algunos exiliados e incluso de algunos demócratas, ese diálogo entre Maduro y Estados Unidos aún no ha producido resultados concretos.

Nichols dijo que Estados Unidos sigue comprometido con llevar a Maduro de regreso a la mesa de negociaciones con sus oponentes, pero no hizo comentarios cuando se le preguntó si invitar a Guaidó avanzaría o dificultaría ese objetivo.

“La situación democrática en Venezuela es un tema del que obviamente hablaremos y abordaremos en la cumbre, pero les pido paciencia mientras esperamos que la Casa Blanca tome una decisión sobre cómo se manejará esa invitación”, indicó.

La decisión de excluir al gobierno de Cuba parecería desalentar las esperanzas de algún tipo de reconciliación luego de cuatro años de tensiones crecientes con la administración del expresidente estadounidense Donald Trump.

El presidente Barack Obama invitó a Raúl Castro a la cumbre en el 2015 como parte de un esfuerzo sostenido para mejorar las relaciones entre los dos adversarios de la Guerra Fría, y el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba asistió a la última Cumbre, en Perú, en el 2018, en la que Trump no participó.

El gobierno de Biden ha adoptado una postura igualmente dura contra Ortega en Nicaragua. Nichols calificó de farsa la reelección de éste el año pasado para un cuarto mandato, después de que muchos de los rivales de Ortega fueran encarcelados.

Estados Unidos será el anfitrión de la Cumbre de las Américas por primera vez desde 1994, cuando el presidente Bill Clinton recibió a los líderes regionales en Miami para presionar por un acuerdo de libre comercio que se extienda desde Alaska hasta Tierra del Fuego.

Sin embargo, con ese ambicioso objetivo abandonado hace mucho tiempo tras un aumento de políticas de izquierda y/o antiestadounidenses en varias partes de Latinoamérica, muchos expertos han cuestionado la necesidad de una costosa reunión de más de 30 jefes de estado que impulsan su propia agenda bilateral con Washington pero cooperan poco entre ellos.

En los últimos años, la región ha diversificado sus lazos comerciales y diplomáticos y Estados Unidos se ha mantenido en gran medida al margen, mientras Rusia, China, Irán y otras potencias extranjeras hostiles a Estados Unidos han ganado influencia.

Nichols elogió a la región por unirse en su mayoría a Estados Unidos en su condena a la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, el funcionario dijo que las interrupciones masivas en las cadenas de suministro provocadas por el conflicto habían generado preocupaciones en la región.

“¿Cómo abordamos eso para asegurarnos de que las personas de nuestro hemisferio puedan pagar los alimentos que necesitan poner en su mesa todas las noches?”, preguntó Nichols. “Estos son temas cruciales y es por eso que nuestros líderes se van a reunir”.