Se ha desacelerado el crecimiento de la actividad económica de Estados Unidos, señaló la FED. (Fuente: Reuters)
Se ha desacelerado el crecimiento de la actividad económica de Estados Unidos, señaló la FED. (Fuente: Reuters)

Por Brian Chappatta 

Cuando aparecieron los primeros titulares con las declaraciones del presidente de la , el martes, la reacción del mercado de bonos fue un verdadero júbilo.

Los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años se hundieron instantáneamente en casi 5 puntos básicos, mientras que los valores de referencia a 10 años revirtieron sus pérdidas anteriores por los comentarios agresivos del presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans. Al parecer, la primera conclusión fue que Powell señaló la apertura a la reducción de las tasas de interés si fuera necesario debido al aumento de las tensiones comerciales de con y

Esa es una forma de mirar la situación. La otra es señalar que Powell en ningún momento emitió la frase "reducción de tasa" al referirse a la política actual o incluso algo cercano a un "ajuste de tasa de política a la baja que podría justificarse pronto" respecto al comentario del presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, el día anterior.

No, lo que pareció provocar la rápida recuperación fue que Powell dijo que la Fed estaba "siguiendo de cerca" el impacto de los avances del comercio y que "actuaría según corresponda" para sostener la expansión económica. Pero deténgase un momento y piense en lo que realmente dice Powell.

¿No es bastante obvio que los funcionarios del banco central estarían vigilando para ver si hay alguna repercusión en los datos de las disputas comerciales del presidente ? Y Powell siempre ha dicho que él y sus colegas tienen el objetivo general de mantener los buenos tiempos económicos. Nada de eso es nuevo y, ciertamente, no se acerca a validar el rápido movimiento en el mercado de bonos del Tesoro de US$ 15.9 billones de las últimas dos semanas.

Obviamente, en este punto, la idea de que la Fed podría elevar las tasas de interés a medida que las reduce no es cierta. Los formuladores de políticas desecharon esa noción en marzo, cuando redujeron su proyección mediana a cero aumentos de la tasa de interés en el 2019 frente a los dos anteriores. Cuando el banco central se ponga en movimiento nuevamente, es casi seguro que habrá un recorte de tasas. Pero adivinar precisamente cuándo llegará ese momento es la manera en que los operadores se ganan su sustento.

Tal como escribí a principios de esta semana, el mercado de bonos no es la economía. Hará falta una serie de puntos de datos claramente débiles para motivar en serio a la a bajar las tasas de interés. Eso no ha sucedido hasta ahora. Powell lo reconoció cuando observó que Estados Unidos mantiene un "fuerte mercado laboral e inflación cerca de nuestro objetivo simétrico de 2%". Y, como señaló mi colega de Bloomberg, Conor Sen, el presidente de la Fed está consciente de que el uso de la política monetaria para impulsar la inflación conlleva su propia cuota de riesgos. Sin mencionar que un "recorte de seguros" podría ser contraproducente y asustar a los inversionistas.

Esto suena como una justificación para no cambiar de opinión y hacerse a un lado mientras los mercados financieros y la economía asimilan el cambiante entorno comercial. Es posible que Powell no haya usado la palabra "paciente", pero él y el resto del banco central parecen estar más cautelosos que nunca. Eso debería ser decepcionante para los operadores de bonos que se deleitan ante los inminentes recortes de las tasas de interés.