Por Dan Wang
Estados Unidos dio esta semana un nuevo golpe a las ambiciones tecnológicas de China al incluir en su lista negra a más de 60 empresas, entre ellas Semiconductor Manufacturing International Corp. (SMIC), el mayor fabricante chino de chips. Si bien la medida será dolorosa, a largo plazo podría tener repercusiones positivas.
Durante los últimos dos años, el presidente Xi Jinping ha enfatizado cada vez más la necesidad de que China desarrolle cadenas de suministro “seguras y controlables” para tecnologías clave. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. El historial de la política industrial china es, en el mejor de los casos, heterogéneo.
En las últimas décadas, el Gobierno chino ha gastado cientos de miles de millones de dólares en subsidios sin lograr un liderazgo tecnológico en la mayoría de las industrias.
Los esfuerzos del régimen no solo han fracasado porque los Gobiernos no escogen bien a los ganadores. Los funcionarios chinos también se han apoyado principalmente en los ministerios públicos y las empresas estatales para crear un mercado para la tecnología local, los cuales se han centrado más en alcanzar objetivos políticos que en exigir calidad.
Si bien la estrategia ha logrado cierto éxito en sectores como los paneles solares y el ferrocarril de alta velocidad, los resultados en industrias mucho más grandes, como los semiconductores y los jets de fuselaje ancho, han sido deficientes.
Las empresas más dinámicas de China no son las cerca de 100 firmas estatales administradas por el Gobierno central, sino la gran cantidad de compañías privadas que representan la mayor parte del gasto en I+D.
Empresas como Alibaba Group Holding Ltd., Huawei Technologies Co. y Tencent Holdings Ltd. en general se han resistido a la presión del Gobierno para comprar productos nacionales, argumentando que necesitan utilizar los mejores componentes del mercado si quieren fabricar productos que conquisten el mundo. Aparte de su procesador, por ejemplo, un teléfono Huawei utiliza aproximadamente la misma cantidad de hardware chino que el iPhone.
Bajo la Administración Trump, estas grandes empresas están ahora en la mira. El Gobierno estadounidense ha tratado de bloquear el servicio WeChat de Tencent en el país y forzar la venta de TikTok, propiedad de Bytedance Ltd.
Además de las nuevas restricciones a SMIC, Estados Unidos ha impuesto controles de exportación a Huawei que han impedido el acceso de la empresa a casi todos los semiconductores avanzados, amenazando su supervivencia.
Muchas otras empresas chinas se preguntan ahora si también podrían terminar en alguna confusa lista negra estadounidense. No es difícil encontrar ejecutivos en Pekín que digan que están ansiosos por comprar productos nacionales (o al menos no estadounidenses) por primera vez, así como empresas estadounidenses que informan que han tenido que responder preguntas incómodas sobre si todavía pueden ser proveedores creíbles. Eso súbitamente le brindó al Gobierno nuevos aliados en su campaña para lograr la autosuficiencia y la grandeza tecnológica.
Esta nueva demanda de las empresas más sofisticadas de China podría marcar una gran diferencia. Los proveedores locales que antes tenían pocas oportunidades de trabajar con firmas chinas de renombre repentinamente encuentran nuevos clientes con abundante liquidez, que están dispuestos a pagar lo que sea necesario para mantener sus negocios a flote y a la vanguardia tecnológica.
Por lo tanto, los gigantes tecnológicos chinos podrían impulsar una ola más amplia de innovación, tal como lo hizo el sector de defensa estadounidense con Silicon Valley en la década de 1960. Para cumplir con la promesa del presidente John F. Kennedy de llevar a un hombre a la luna en 1961, el Gobierno de Estados Unidos compró semiconductores basándose en el rendimiento, no el costo.
Empresas como Huawei tienen estándares igualmente altos, dinero para gastar y experiencia tecnológica propia que ofrecer. Con el tiempo, y con el apoyo continuo del Gobierno, eso debería aumentar exponencialmente las capacidades de los fabricantes de chips y otros proveedores chinos.
Es posible que las sanciones estadounidenses afecten a empresas como SMIC y Huawei antes de que mejoren de manera evidente la calidad de los proveedores locales. Pero la tecnología domina a la gente vive y los grandes fabricantes tecnológicos de China han estado reclutando activamente ingenieros, científicos y académicos; esos empleados inevitablemente encontrarán nuevos hogares o iniciarán sus propias empresas.
En la historia no hay casos de países que hayan monopolizado tecnologías clave para siempre y, dado el tamaño del mercado chino en la actualidad, los grandes vacíos de demanda no durarán mucho tiempo
Mientras tanto, los intentos de la Administración Trump de aplastar a las empresas tecnológicas chinas también están perjudicando los resultados financieros de sus proveedores estadounidenses.
Para empezar, sería mejor que la Administración entrante de Biden dedique sus esfuerzos a extender las ventajas que hicieron del sector tecnológico estadounidense el líder mundial: recibir a más inmigrantes, invertir más en investigación básica y trabajar con la industria para cultivar tecnologías emergentes. China ahora puede contar con un esfuerzo de toda la sociedad para expandir su destreza tecnológica. Estados Unidos necesita su propio esfuerzo.