La deflación crónica de 1% anual es bastante posible e implica un rendimiento real de los títulos del Tesoro de 3% si el rendimiento nominal es de 2%.
La deflación crónica de 1% anual es bastante posible e implica un rendimiento real de los títulos del Tesoro de 3% si el rendimiento nominal es de 2%.

Cuando la década de 1970 llegó a su fin, pensé que las tasas de inflación de dos dígitos estaban a punto de convertirse en desinflación, o alzas a los precios generales cada vez más pequeñas. Dada la estrecha correlación entre la inflación y los rendimientos de los valores del Tesoro de Estados Unidos, en 1981 proyecté una fuerte disminución en el rendimiento a 30 años, del entonces 14.7% a 3%, y señalé: “Entramos en un repunte de los bonos único en la vida".

Después de la Gran Recesión 2007 a 2009, las tasas de inflación continuaron su caída y la recuperación económica fue la más lenta de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. De manera que rebajé mi objetivo de rendimiento para el bono a largo plazo a 2%. En las últimas semanas, el rendimiento llegó a bajar hasta 1.90%. Ahora, muchos se preguntan si el mercado de deuda del gobierno de EE.UU. podría unirse a los US$ 15 billones de bonos soberanos a nivel mundial que tienen rendimientos negativos.

Soy reacio a tentar a mi suerte y afirmarlo. Sin embargo, si la recesión en la que creo que ya está la economía se profundiza y se reconoce ampliamente, los rendimientos de los títulos del Tesoro podrían caer aun más. Y no se preocupe por los bajos rendimientos. Nunca he comprado bonos por los rendimientos y no podrían importarme menos, siempre y cuando se contraigan y, como resultado, los precios de los títulos del Tesoro suban. Una disminución en el rendimiento durante el próximo año, de 2% a 1%, proporcionaría un rendimiento total de 27% para los bonos del Tesoro a 30 años y de 35% para los bonos con cupón cero a 30 años. Esos son rendimientos potenciales atractivos dada la probable caída en los precios de las acciones.

Entonces, si bien un descenso del rendimiento relacionado con la recesión podría mantener el repunte de los bonos, el atractivo de los títulos del Tesoro dependerá principalmente de la inflación/deflación. En la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, la correlación entre la inflación del IPC y los bonos del Tesoro es de 60%, lo que es elevado si se tienen en cuenta todas las fuerzas políticas, militares y de otro tipo que influyen en los rendimientos.

Aún creo que las fuerzas deflacionarias mundiales son sólidas y crecen a pesar de los categóricos esfuerzos de los principales bancos centrales por impulsar la inflación a sus objetivos universales de 2%. La globalización, que ha desplazado la fabricación desde Europa y América del Norte hasta China y otras economías asiáticas de bajo costo, es, ante todo, una de las fuerzas deflacionarias. Otras de ellas son la economía bajo demanda (por ejemplo, Uber) y el efecto de que, a través de aplicaciones para teléfonos inteligentes, reduce el precio de cualquier artículo al del vendedor más barato.

La deflación crónica de 1% anual es bastante posible e implica un rendimiento real de los títulos del Tesoro de 3% si el rendimiento nominal es de 2%. Eso es, en efecto, mayor al rendimiento real promedio de 2,5% en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los títulos del Tesoro también mantendrían su atractivo en relación con los rendimientos negativos de los bonos en Europa y Japón, y también podrían compararse favorablemente con las acciones.

Incluso con un crecimiento económico real de entre 2.5% y 3%, los precios generales de las acciones podrían elevarse solo 1% anual, si se considera una disminución de 40% en su relación precio-beneficio ajustada en términos cíclicos. Con una rentabilidad por dividendo de 2%, los retornos totales promediarían 3%, y la renta variable solo estaría un punto porcentual por encima de la rentabilidad de los títulos del Tesoro para compensar el mayor riesgo.

"El repunte de los bonos único en la vida" puede llegar a su fin en poco tiempo, pero los títulos del Tesoro aún pueden ser atractivos en función del rendimiento.

Por A. Gary Shilling

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.