La clínica, rebautizada como el Centro de Experiencia de Eutanasia (Expertise Centrum Euthanasie, en neerlandés), atiende a pacientes a los que sus médicos de cabecera negaron la eutanasia por no cumplir con las condiciones de deterioro de salud necesarias para conseguir legalmente la muerte asistida.
La clínica, rebautizada como el Centro de Experiencia de Eutanasia (Expertise Centrum Euthanasie, en neerlandés), atiende a pacientes a los que sus médicos de cabecera negaron la eutanasia por no cumplir con las condiciones de deterioro de salud necesarias para conseguir legalmente la muerte asistida.

Las peticiones de muerte asistida presentadas a la clínica holandesa Fin de Vida aumentaron un 15% en lo que va de año, dato que se conoce poco antes de una histórica sentencia, prevista para el próximo miércoles, sobre la actuación de una doctora acusada de “asesinato” por violar las leyes de la eutanasia, legalizada en Holanda en el 2002.

Esta clínica, rebautizada como el Centro de Experiencia de Eutanasia (Expertise Centrum Euthanasie, en neerlandés), atiende a pacientes a los que sus médicos de cabecera negaron la eutanasia por no cumplir con las condiciones de deterioro de salud necesarias para conseguir legalmente la muerte asistida.

En un comunicado, el centro explica que las solicitudes “están aumentado a un nivel récord” este 2019 y que, en comparación con el año anterior, se registra un aumento del 15% en las peticiones.

Según un gráfico compartido por la clínica, entre el 2012 y 2017 el centro registraba un aumento continuo pero pequeño en el número de peticiones de ayuda a morir, y el año pasado la cifra se mantuvo estable, con un promedio de 210 casos por mes.

Desde su apertura hace siete años, la clínica -creada por la Asociación Holandesa para un Fin de Vida Voluntario (NVVE)- ha recibido casi 12,000 demandas de asistencia, de las cuales se autorizaron 3,166 muertes de personas que sufrían un dolor insoportable e incurable, pero que su médico les negaba la eutanasia en un principio.

Según el personal de la clínica, este aumento puede deberse en parte al escrutinio adicional al que deben hacer frente los médicos por parte de la Justicia, y especialmente por el juicio en curso a una doctora jubilada que practicó la eutanasia en el 2017 a una anciana con demencia avanzada, cuyo deseo de morir no había quedado muy claro.

La semana pasada, la doctora fue acusada formalmente por la fiscalía de un crimen de “asesinato” por haber practicado la eutanasia a una mujer de 74 años con alzheimer avanzado, sin haberse asegurado de que aún quería morir.

Se pidió declararla culpable para establecer un precedente judicial, pero no se solicitó ningún castigo para ella porque lo hizo con “buenas intenciones” y siguiendo las indicaciones de la familia, sus representantes legales.

La paciente había redactado y firmado en el 2012 un testamento vital con una petición formal de eutanasia, en caso de tener que ser ingresada en un centro de cuidado de ancianos con demencia avanzada, y dejaba la última decisión en manos de su marido y su hija, si llegaba a perder la memoria y sus capacidades cognitivas.

Sin embargo, una vez ingresada en el hogar de ancianos y ya en una situación avanzada de alzheimer (no reconocía a su propia familia, ni tenía nociones claras de espacio y tiempo), empezó a mostrar señales contradictorias, afirmando en ocasiones que quería morir, y en otras que aún no le había llegado el momento.

La familia y la doctora decidieron “poner fin a su sufrimiento” practicándole la eutanasia, sin avisarla antes de ello, ni siquiera en el momento en el que se estaba tomando una de las pastillas con el café, parte del proceso de muerte asistida.

La Fiscalía imputó a la doctora, ya jubilada, porque consideró que debía asegurarse de que la paciente quería realmente morir, preguntándole y hablando con ella, pero la profesional subrayó que la anciana “ya no era capaz” de mantener una conversación “racional”.

Este caso judicial, el primero en Holanda en las dos últimas décadas, “afecta a todo el país y lo tiene dividido”, según afirmó la Fiscalía, que busca establecer jurisprudencia en los casos de enfermedad mental, un debate pendiente en el país al que solo la Justicia puede poner remedio, pues la ley de eutanasia del 2002 no aclara cómo se debe actuar.

El año pasado, el número de casos de eutanasia autorizada se redujo un 7%, algo que también se achacó al anuncio del inicio de este juicio, aunque, según dijo a Efe Jacob Kohnstamm, director de los comités que vigilan la eutanasia en Holanda, la ley es ya de por sí “muy estricta” y los médicos son “muy cuidadosos” antes de tomar una decisión.

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