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Chile enfrenta un largo año de negociaciones por delante a medida que avanza para sustituir una constitución redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo, los inversionistas tienen que estar seguros de que su orientación favorable al mercado seguirá siendo la misma, dijo el ministro de Economía, Lucas Palacios.
Los chilenos votarán en abril si y de qué manera se reescribiría la Constitución, la cual muchos en la derecha consideran fundamental en el logro de más de tres décadas de rápido crecimiento económico. Palacios dijo que la nueva versión preservaría los elementos que ayudaron a hacer de Chile el ejemplo modelo de estabilidad de la región, incluido un respeto total por la propiedad privada.
“El principal problema que tiene nuestra constitución es su origen: La dictadura de Pinochet”, dijo Palacios en una entrevista en Washington. Pero “hay algunas cosas que no están en riesgo”.
Los inversionistas van a requerir más garantías. Después de que el Congreso aprobara ayer el cronograma y las normas para la redacción de la nueva carta magna, el senador opositor Guido Girardi describió el proceso como el principio del fin de la constitución de Pinochet.
“Se va a terminar una sociedad en donde la propiedad privada está por sobre cualquier otro valor”, dijo Girardi.
Después de un rechazo previo esta semana, la Cámara de Diputados de Chile aprobó ayer cláusulas que garantizarán la paridad de género en la Convención Constituyente y escaños para las comunidades indígenas y personas no alineadas con ningún partido político.
Chile, una de las naciones más ricas de América Latina, ha sido sacudida por protestas callejeras masivas desde octubre. Los manifestantes han exigido una revisión del sistema de libre mercado del país diseñado por un grupo de economistas capacitados en Estados Unidos, conocidos como los Chicago Boys, durante la dictadura de Pinochet. Tras años de escuchar que vivían en un milagro económico, los manifestantes quieren ver mejores pensiones, educación, atención médica y salarios.
Los disturbios obligaron a cientos de empresas a cerrar y perjudicó significativamente los ingresos del turismo en el cuarto trimestre, según Palacios. El peso chileno cayó a un mínimo histórico el mes pasado, aunque desde entonces se ha recuperado en medio de la intervención del banco central.
Palacios dijo que la tasa de desempleo de la nación podría subir a 10%, su mayor nivel de la última década, y agregó que la agitación había dañado la reputación promercado del país. Aun así, los chilenos avanzarán, dijo.
“Esas heridas se sanarán apenas podamos recuperar la paz en las calles”, dijo Palacios.