(Foto: Difusión)
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Las escasas pilotos presentes en el quieren creer que su participación va a “ayudar” a la causa de las saudíes, frente a la polémica suscitada por la organización del rally en , un reino ultraconservador acusado de violar derechos humanos y de reprimir a las militantes feministas.

Sólo eran 11 sobre un total de 557 inscritos el domingo en Yedá, a orillas del mar Rojo, para el inicio de la prueba, una cifra algo inferior con respecto a años precedentes, que tuvo un récord de participación femenina en el 2019, la última celebrada en Sudamérica (17).

Los organizadores provocaron una polémica al anunciar el traslado del rally más duro del mundo al Golfo, una región acusada con frecuencia por las asociaciones humanitarias de reprimir las voces disidentes, entre ellas las de las activistas feministas.

"Fue sorprendente, pero creo que puede ser positivo que al final estemos acá", declaró a la prensa la española Laia Sanz, que participa en la prueba de motos por décima ocasión.

"Estoy segura de que es positivo mostrar a todo el mundo que aquí las mujeres pueden ser competitivas y fuertes y estoy contenta de representar a las mujeres aquí", añadió la piloto española de 34 años.

Bajo el impulso del príncipe heredero Mohammed ben Salmán, Arabia Saudita ha comenzado recientemente un vasto programa de reformas económicas y sociales que incluyen una flexibilización de las prohibiciones que pesaban sobre las mujeres, como la autorización a que puedan conducir y la posibilidad de obtener un pasaporte sin el aval de un tutor masculino.

Las mujeres saudíes, no obstante, siguen estando sujetas a la tutela masculina y el gobierno ha acentuado la represión contra las disidentes y militantes feministas, algunas de las cuales han sido encarceladas e incluso sometidas a tortura según han denunciado sus familias y las ONG.

Frente a las acusaciones, el gobierno saudí asegura que estos casos serán juzgados por "jueces independientes".

“Maltratados”

Los organizadores y los pilotos del Dakar "deberían denunciar los malos tratos que el gobierno saudí inflige a los militantes de los derechos de las mujeres por haber defendido su derecho a conducir", declaró en un comunicado Minky Worden, de Human Rights Watch.

Participando en su 12º Dakar, la piloto italiana Camelia Liparoti, de 51 años, se siente implicada en esta misión al igual que su compañera española.

"Tenemos la suerte de ser mujeres deportistas y de venir (a Arabia Saudita) para la competición, pero también para demostrar que hay mujeres que hacen cosas en un ambiente masculino", explicó la italiana, fácilmente reconocible en el vivac por el color rosa de su SSV (auto), sus vestimentas, sus teléfonos y elásticos.

Hace sólo tres años, la policía religiosa del país controlaba severamente a los hombres y las mujeres, reprimiendo a cualquiera que se mezclaba con personas del sexo opuesto. Estos últimos meses, los conciertos y las competiciones deportivas frente a un público mixto se han multiplicado en Riad y Yedá.

Percibido como una nueva estrategia diplomática con el fin de mejorar la imagen del país en la escena internacional, las autoridades saudíes han invertido masivamente en la organización de eventos deportivos, pero también culturales y de entretenimiento, para demostrar su voluntad de apertura.

“Cambios”

"Ha habido muchos cambios estos últimos años, la mayor parte de ellos positivos. Estoy muy feliz de ver a mujeres participar en el Dakar", aseguró a la prensa el príncipe Khaled ben Sultan al-Fayçal, presidente de la Federación Saudí de Automovilismo.

Para Jutta Kleinschmidt, la única mujer que ha ganado el Dakar, "una carrera como ésta puede provocar cambios".

"Yo misma era crítica porque se sabe que los derechos de las mujeres no son respetados, pero creo que ayuda", explica la alemana, vencedora de la prueba en el 2001, en una época en la que el rally se disputaba aún en África.

"Esto puede ayudar a que las mujeres confíen en sí mismas", insistió.

No es la primera vez que Arabia Saudita alberga una competición con participación de deportistas extranjeras.

En noviembre, las célebres luchadoras Natalya y Lacey Evans se pelearon en Riad en el primer combate de ‘wrestling’ femenino celebrado en el país. Pero contrariamente a sus homónimos masculinos, pelearon con mucha más vestimenta de la que suele ser habitual.

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