Las tensiones han ido en aumento desde la llegada al poder en el 2016 de la independentista Tsai Ing-wen, quien se niega a aceptar el principio de "una sola China", acatado por el opositor Kuomintang. (Foto: AFP)
Las tensiones han ido en aumento desde la llegada al poder en el 2016 de la independentista Tsai Ing-wen, quien se niega a aceptar el principio de "una sola China", acatado por el opositor Kuomintang. (Foto: AFP)

El caso de un supuesto espía chino que desertó a Australia para denunciar la injerencia política de Pekín fuera de sus fronteras ha despertado una gran agitación en Taiwán, donde se teme que el régimen comunista esté tratando de influir en los comicios presidenciales del próximo enero.

Esta historia comenzó cuando un hombre identificado como William "Wang" Liqiang se plantó ante medios australianos para explicar cómo las autoridades chinas controlan una serie de empresas que financian operaciones de inteligencia, de vigilancia de disidentes y de cooptación de grupos de comunicación.

Wang, que ahora busca asilo en Australia, aseguró que parte de su misión era interferir en las elecciones presidenciales taiwanesas de enero, en las que se decidirá la dirección de la política hacia China, en momentos de fuertes tensiones entre Taipéi y Pekín.

Dichas tensiones han ido en aumento desde la llegada al poder en el 2016 de la independentista Tsai Ing-wen, quien se niega a aceptar el principio de "una sola China", acatado por el opositor Kuomintang y que implica no reconocer a Taiwán como un Estado.

Por ello la misión de Wang, según su confesión, era debilitar al gobernante Partido Democrático Progresista (PDP), que no reconoce esta máxima política.

El Partido Comunista de China (PCCh) "se infiltra en todos los países en áreas como la militar, los negocios y la cultura para lograr sus objetivos", llegó a declarar Wang al Sydney Morning Herald, uno de los periódicos a los que concedió entrevistas.

China no sólo insiste en que la isla es una provincia rebelde y que debe volver a la patria común, sino que ha puesto en marcha una campaña intimidatoria, a ojos taiwaneses, con el robo de aliados diplomáticos, las patrullas de barcos en el Estrecho de Formosa e incluso la amenaza del uso de la fuerza para lograr la "reunificación".

-Dos chinos detenidos sospechosos de tejer una red de espionaje-

Poco después de sus declaraciones, las autoridades taiwanesas detuvieron a dos personas, Xiang Xin y su esposa, Kung Ching, a las que Wang había acusado de ser sus jefes dentro de una red de espionaje que utilizaba a la empresa China Innovation Investment Limited (CIIL) como tapadera.

"Los hemos estado siguiendo y fotografiando. Sabemos cómo se conocieron y dónde, y hemos seguido sus cuentas como parte de nuestra rutina de vigilancia sobre cualquier persona que pueda amenazar la seguridad nacional", desvela a Efe uno de los investigadores que sigue el caso, que prefirió mantenerse en el anonimato.

También asegura que "llevaban mucho tiempo" siguiendo a Xiang y a su esposa desde que llegaron a Taiwán. Y que lo más probable es que Wang no sea un agente lo suficientemente importante como para que el Gobierno australiano tome en serio su relato.

"La información de la que habla en las entrevistas ya había aparecido en los medios taiwaneses, como las campañas de financiación del Gobierno chino para entorpecer la reelección de Tsai", indica.

El investigador añade que sería sorprendente que un hombre tan joven como Wang, de 26 años, pueda tener información tan valiosa.

Para considerarlo un espía como tal, dice, debería tener acceso a información secreta dentro del Ejército o del gobierno, y no parece que sea el caso: "Él sólo nombra a Xiang y a su esposa, como si no hubiera otros espías chinos en Taiwán", reflexiona, antes de dejar entrever que gobiernos como el australiano podrían estar apoyando al supuesto infiltrado por otros motivos.

Uno de ellos sería advertir a la gente de Australia, Nueva Zelanda, Taiwán e incluso Estados Unidos de las diversas amenazas que plantea el ascenso de China, apunta Parris Chang, presidente del Instituto de Taiwán para Política, Economía y Estudios Estratégicos.

"El Gobierno australiano ya sabe de las intenciones de China de manipular la política local. China patrocina a representantes elegidos en Australia y anima a los inmigrantes chinos a que participen en las elecciones. Todo esto, unido a esta deserción, va a hacer que los australianos estén cada vez más alerta ante cada movimiento de China", comenta.

-Espías más allá del Pacífico-

Estos movimientos van más allá de Asia y sus ecos llegan hasta Latinoamérica, según el experto: "Estados Unidos ha descuidado su patio trasero desde hace mucho tiempo y ha dado a China la oportunidad de inyectar, de forma agresiva, apoyo financiero allí".

Chang asevera que los bancos chinos están otorgando "grandes cantidades de préstamos" a países latinoamericanos que "les llevarán a una trampa de deuda cuando descubran que no tienen el dinero para pagar", y que casos como el de Wang deberían hacer que Washington tome nota.

El analista Kou Chien, director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Chengchi, opina que la deserción de Wang es "una pura coincidencia" que "beneficia a los sentimientos anti-China" y que "alimenta el miedo a China en sitios como Taiwán, Hong Kong y Australia".

Para los taiwaneses, la cuestión de fondo es si la popularidad de Tsai va a ser suficiente como para revalidar su mandato y, en caso de ser elegida, si seguirá sin reconocer el principio de “Una Sola China” y si mantendrá su tendencia independentista y con qué consecuencias.

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