(Foto: Bloomberg)
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El mundo del trabajo en espera con ansiedad conocer la respuesta que el gobierno debe dar antes de fin de año a un informe de la, donde se le considera responsable de la violación de varias normas laborales, y que puede ser una oportunidad de oro para rebajar tensiones con el exterior y mostrar voluntad de cambio.

"Estamos ante el caso inédito de un gobierno que se hace llamar obrerista y que es sancionado por la causa que defiende: los derechos de los trabajadores y pretende no hacerle caso", dice el presidente de la patronal venezolana, Fedecámaras, Ricardo Cusanno, quien ha participado esta semana en Ginebra en la presentación del informe sobre Venezuela ante el Consejo de Gobierno de la OIT.

"Creo que este informe, si bien es contundente, puede ser la guía de la reconstrucción de Venezuela porque prácticamente todos los problemas que vive el país se ven reflejados en la violación de algún convenio de la OIT", asegura Cusanno.

Una comisión de investigación -la décimo tercera en 100 años de historia de la OIT- ha encontrado culpable al Estado venezolano de violar los convenios internacionales sobre salario mínimo, libertad sindical y consulta tripartita.

Como mínimo y para empezar, el Gobierno del presidente venezolano, , debe crear antes de marzo próximo tres mesas de diálogo con las organizaciones representativas de los empleadores y de los trabajadores, y antes del 1 de septiembre debe haber cumplido todas las recomendaciones de la comisión investigadora.

Si se niega a cumplir estos plazos, Venezuela pasaría a la historia por ser el primer país que rechaza plegarse a lo dictado por la OIT.

Pregunta: ¿Cuáles son, desde su punto de vista, los elementos más graves que expone el informe de la OIT sobre Venezuela tanto para los trabajadores, como para los empleadores?

Respuesta: Lo dramático del informe es que refleja que el problema de Venezuela es tan sistémico que no se soluciona exclusivamente con hablar de salario mínimo o de libertad de asociación, sino que se requiere un nuevo sistema que regule las relaciones entre Estado, inversión y trabajadores. El informe también dice que ejercer la actividad sindical en Venezuela es de alto riesgo y que las libertades personales y civiles están amenazadas. Cuando el informe todavía no estaba publicado pero ya se conocía su contenido, Maduro, en un claro gesto de provocación, convocó en un estadio a más de 10,000 personas y dijo que entregaría la economía a los Consejos Productivos de Trabajadores, cuando el informe dice que estas estructuras deben ser desmanteladas y darle cabida a la representatividad sindical independiente.

P: ¿Cree que este cambio tan profundo que se necesita en las relaciones entre el gobierno, los trabajadores y los empleadores es posible con el Gobierno actual?

R: Sin duda alguna no es posible que ocurra con el mando y la visión de los que hoy detentan el poder, pero lo que no es menos cierto es que tampoco ocurrirá si no va de la mano con un cambio de pensamiento, porque recordemos que el chavismo todavía tiene aceptación, del 10% o 12% de la gente, y sigue siendo una fuerza política que representa a una minoría que no puede ser excluida de un nuevo pacto de gobernabilidad.

P: ¿Cómo fue recibido el informe en Venezuela, no sólo por las partes involucradas, sino también por la población en general? ¿Tuvo un impacto importante?

R: Por supuesto que tuvo un impacto en el mundo que entiende lo que es la OIT y que conoce el mundo sindical y el mundo empresarial. Obviamente los ciudadano de a pie, los que están pendientes de ver lo que ellos o sus familias comen en la noche, sienten que los tiempos de la diplomacia son muy lentos, mientras que el drama de Venezuela es el hambre y la falta de servicios de salud.

Pero nuestra misión es hacer ver a la gente que se buscan soluciones por todos los caminos posibles y hacer comprensible este tipo de logros, que son el producto de un esfuerzo que comenzó hace 16 años.

P: ¿Cómo ha demorado tanto tener un informe así cuando las denuncias que contiene llevan tantos años?

R: Si se tardó tanto tiempo la primera razón ha sido porque debían cumplirse una serie de fases. Por otro lado, el chavismo hizo su trabajo para impedirlo por medios procesales y en algunos casos no permitió que representantes de la OIT visitaran Venezuela, como ocurrió en enero del 2018. Esa prohibición terminó abriendo los ojos de muchos en la OIT.

P: ¿Qué gesto tendría que hacer el gobierno para indicar que está dispuesto a seguir las recomendaciones de la OIT?

R: El primer gran gesto sería liberar a los sindicalistas que están presos por pensar distintos y enarbolar banderas de libertades sindicales. Por ejemplo, hay un exhorto para que se libere a Rubén Gonzales, un sindicalista preso en la cárcel de La Pica, lo que todavía no ha ocurrido, y como él hay al menos otros cinco sindicalistas en prisión.

Desde el punto de vista técnico, aceptar el apoyo de la OIT para reconstruir el diálogo social, dejar de perseguir e insultar a las representaciones del empresariado y de los trabajadores, desmontar los Consejos Productivos de Trabajadores, permitir elecciones en el mundo laboral sin injerencia, convocar una discusión sobre más de mil contrataciones (convenios) colectivas vencidas, todas éstas pueden ser expresiones de buena voluntad.

P: ¿El Gobierno ha prometido en la OIT una respuesta formal al informe?

R: No, el ministro de Trabajo simplemente ha dicho que el informe está en estudio, que es muy profundo, que tiene aristas económicas, políticas y sociales y que el 27 de diciembre darían una repuesta. Sin embargo, minutos después el mismo ministro difundió un vídeo donde se vanagloria de un éxito en la OIT.

P: El mundo del sindicalismo en Venezuela está dividido entre las organizaciones próximas al gobierno y las independientes ¿Cómo ha ocurrido esto?

R: El gobierno creó instancias a su medida que lo único que han hecho es aprovecharse del sistema para la corrupción y dilapidar dinero público. Por esta razón quienes siguen teniendo credibilidad ante la OIT son instituciones como Fedecámaras, desde el punto de vista empresarial, y la CTV, y algunas otras centrales sindicales independientes, y no tres o cuatro centrales bolivarianas que solo repiten las premisas del chavismo.